Venezuela dejó de ser aquel país famoso por sus hermosos paisajes, producción petrolera y reinas de belleza para ser hoy en una nación de dolor y muerte. Cuesta decirlo pero es la cruda verdad.
Casi una persona asesinada por día, además de miles de heridos y detenidos abusivamente, han dejado las recientes protestas populares contra las medidas políticas y económicas de Nicolás Maduro, mientras que el resto del mundo espera que “suceda algo”, como simples espectadores de una película de acción y terror, donde los muertos caen a diestra y siniestra y todavía quieren saber qué más vendrá. Lea más