Foto de archivo. El logotipo de Exxon Mobil en el piso de la Bolsa de Nueva York, EEUU. 30 de diciembre de 2015. REUTERS/Lucas Jackson
“La afirmación anterior brotó de los labios de Matthew Jurecky, Head of Oil & Gas Research and Consulting of GlobalData, en una entrevista que dio a la prensa especializada en Londres a mediados de abril (2015). El alto ejecutivo de la firma de investigación y consultoría, muy reconocida en el medio petrolero global por sus acertados análisis, concluye que lo prolongado y persistente de los bajos precios del crudo, le brindan a la industria una magnífica oportunidad para reinventarse.
La simpleza y obviedad de esa afirmación, plena de lógica y sentido común, es las que le dan fuerza a la verdad que expresa, a despecho de un importante segmento de esta industria que aspira a que la actual realidad de los precios –que queremos llamar justos- sea coyuntural, como las sucedidas en los los 80, 90 y los años 2000, no se percatan, o no quieren darse cuenta, que por los vientos que soplan todo apunta a que se está produciendo un reacomodo estructural en las fuentes que conforman el cuadro de consumo energético mundial, que obliga a pensar seriamente en lo que indeteniblemente va a suceder –y ya está sucediendo-, que el petróleo debe redefinir su rol y adaptarse a los nuevos tiempos que vive la humanidad, signados, entre muchas otras cosas, por el desarrollo de fuentes alternas de energía y la optimización radical de su uso.
Esta oportunidad para el cambio al que hace referencia Jurecky, debe comenzar por hacer más eficiente la explotación integral del valioso carburante, con la mente y la voluntad puesta en lo que debe ser una fuente de energía de consumo masivo: Abundante, Barata y Confiable. El petróleo debe reunir esas tres condiciones para mantener, no ya su supremacía como la fuente única e indispensable, sino una participación importante en el mercado y continuar siendo una actividad comercial lucrativa. En otro orden de ideas, pero hablando del mismo tema, vemos con asombro cómo para contrarrestar la situación de precios bajos, se está procediendo de la forma tradicional de reducir los costos, liquidando sus recursos humanos –muy valiosos-, cuya formación ha costado mucho tiempo y dinero.
En las crisis de precios del pasado, esta ha sido la forma más expedita para tratar de paliar la situación, con consecuencias nefastas, sobre todo a la hora de reactivar la industria, donde ha sido difícil contar con los profesionales idóneos para ello, pues la mayoría estarán ocupados en otros trabajos y son renuentes a volver a laborar en una industria que los ha tratado mal a la hora de optimizar sus ganancias.
Una vez que se supere el pánico que ha generado la caída drástica y dramática del precio de los hidrocarburos, lo que oteamos en el horizonte es que la actividad petrolera se va a incrementar notablemente, pues cuando el “jugo de la tierra” alcance un nivel de precios “justo”, accesible a las grandes mayorías, su consumo se va incrementar a niveles nunca vistos, penetrando los mercados que hoy ocupan otras fuentes tradicionales, como el carbón y la leña; o las fuentes de energía “limpias” como la eólica, la solar o la procedente de las mareas, entre otras, que son más costosas.
Como quiera que este tema de la caída de los precios de los hidrocarburos va a mantener ocupada la atención mundial en los tiempos por venir, estaremos muy pendientes para ofrecer a nuestros lectores los detalles de su evolución y de la estabilización del mercado.