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Sin importar el cargo que ocupamos, el nivel que tenemos en la organización para la cual trabajamos, el grado educativo que hemos alcanzado, el pasado que hemos vivido, todos tomamos la decisión diariamente de ser iguales al día de ayer y continuar siendo la misma versión de nosotros mismos o decidir elevar el nivel de lo que hacemos y ser una versión mejorada.
El término mejorar está definido por la RAE (Real Academia Española) como adelantar, acrecentar algo, haciéndolo pasar a un estado mejor. En culturas organizacionales y nacionales avanzadas, que lideran por su desarrollo económico, social, tecnológico y humano, el desear mejorar y demostrar un comportamiento y desempeño que evidencie adelanto y evolución es una cualidad buscada, requerida y recompensada, llevando a algunas organizaciones a usarlo incluso como un valor a seguir y practicar.
Pero hay que estar muy claro; no importa lo bien que estén definidas nuestras metas y cuan bien concebidos estén los planes de acción para alcanzar los objetivos que deseamos, siempre existe la posibilidad de errar, de no actuar, o de sobreactuar. Estos errores impiden que produzcamos los resultados esperados por nosotros o por aquellos que nos rodean en nuestro ámbito familiar o profesional. Ante los errores podemos actuar de dos maneras: prevenirlos o corregirlos. Es simple.
¿Qué hacer para prevenir y corregir errores? Primero, es sabio tomar conciencia que nadie es infalible y que es natural errar y fracasar cuando estamos cambiando, innovando y mejorando. Cada error hay que celebrarlo, pues es una oportunidad para aprender a mejorar, para determinar causas externas e internas de la falla y evitarlas en el futuro.
Por supuesto los errores que se celebran, son los que son por primera vez. Cometer el mismo error dos veces no debería celebrarse, pues deja en clara evidencia nuestra incapacidad para aprender y corregir, produciendo los resultados esperados.
Hay ciertos pasos que podemos seguir para evitar y corregir errores, mejorando nuestros resultados. Los hemos ordenado en un acróstico con siete palabras: “SI PUEDE”.
1. Sondear las necesidades y deseos de quienes recibirán el impacto positivo de nuestros resultados (nosotros mismos, clientes internos y externos, accionistas, proveedores, amigos, familiares), escuchando efectivamente.
2. Imaginar que ya se han cubierto o excedido esas necesidades y deseos, ideando el proceso y definiendo la situación deseada, teniendo una visión clara, detallada y compartida.
3. Planificar y presupuestar, estableciendo uno o no más de tres objetivos, definiendo acciones que han de ejecutarse determinando talento humano, recursos financieros y materiales requeridos.
4. Unificar las visiones individuales del líder y los miembros de equipo para asegurar que estemos alineados y coordinados antes de ejecutar.
5. Ejecutar las tareas y acciones planificadas en armonía, eficiencia, eficacia, calidad, productividad y disfrute.
6. Demostrar con indicadores de desempeño y otras medidas y estándares acordados que se está haciendo lo que se planificó y como se planificó.
7. Evaluar y festejar, tomando en cuenta los aciertos y desaciertos, se establecen correctivos para ajustar el desempeño, aprendiendo y mejorando mientras trabajamos, celebrando lo que se ha logrado y disponernos a volver a empezar el ciclo.
Seguir estos siete pasos, permite que tengamos una orientación clara y fácil de recordar que “SI PUEDE” evitarse y corregirse errores, sabiendo qué hacer, por qué hacerlo, dónde, cuándo, cómo y a qué costo hacerlo. Pero mejorar exige no solo cambiar lo que hacemos, sino, cambiar lo que somos, yendo de lo evidente a lo trascendente, evitando a toda costa sufrir de mediocridad.