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“Quienes lideran organizaciones en la cuarta revolución industrial y la era post-pandémica necesitarán, ahora más que nunca, influir en quienes le rodean de una manera equilibrada en lo intelectual, emocional y conductual”. Una cosa era hablar de VUCA (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad) y BOCA (fronteras diluidas, sobresaturación de trabajo e información, complejidad y adicción a la tecnología) antes de febrero del 2020 y otra cosa es hablar del efecto de estas dos siglas en medio de la pandemia de COVID-19. Hemos sentido de manera abrupta y avasallante el fuerte golpe de una crisis inesperada y sorpresiva para la cual la humanidad no estaba preparada. Nos ha golpeado en la boca del estómago y nos ha dejado sin aire tanto en lo mental, emocional y corporal como en lo profesional, organizacional y social.
Mucho se predica y pregona de la compasión, la inspiración y la motivación que quienes lideran deben, quieren y necesitan demostrar al servir a las personas que integran sus equipos humanos de trabajo y sus organizaciones. Estoy en total alineación con la necesidad de moverle el alma a la gente, lo veo esencial y estratégico, pero no puede existir por si sola. Debe estar acompañada por conocimientos, habilidades, destrezas, sistemas, procesos, técnicas y herramientas que permitan que el “querer/emocionar” se equilibre con el “saber/pensar” y el “hacer/actuar” de la gente.
Equilibrar lo intelectual, emocional y conductual es esencial tanto personal como profesionalmente. Podemos tener muchos conocimientos, pero al carecer de la motivación y la acción alineada y coordinada, nuestros resultados son limitados en comparación con los que pudiéramos producir sin el balance entre estos tres dominios. Podemos tener muchas ganas, pero si conocimientos y acciones, las ganas son estériles. Podemos tener urgencia para actuar, pero sin saber lo que debe hacerse y el propósito de hacerlo, las acciones pueden representar un grave y grande desperdicio de energía y recursos.
Definimos efectividad como el indicador de desempeño que mostramos cuando logramos lo que esperamos, alcanzando nuestros objetivos, combinando eficacia (lograr lo que se desea) con eficiencia (de la mejor manera y con el mejor uso de recursos). Esta definición de efectividad exige un equilibrio entre lo que logramos y la manera que lo logramos. Si todos, siendo personas saludables, perseguimos ser efectivos en la mayoría de las cosas que deseamos lograr y alcanzar, combinar los tres dominios básicos de la razón, emoción y acción nos permite fluir y generar mejores resultados. ¿Cómo lograrlo?
- Intelectual: La Fuerza del Pensamiento y la Razón (Saber)
Educar, educar, educar. Ayudar a que la gente aprenda a pensar, aprenda a aprender, aprenda a razonar lógicamente y a crear innovadoramente. Desarrollar el pensamiento crítico, lógico, creativo, abstracto, concreto, lateral y divergente, son funciones cognitivas esenciales que impactan positivamente la capacidad para mejorar resultados.
- Emocional: La Fuerza de la Emoción (Querer)
Identificar nuestras emociones y regular nuestras reacciones, así como identificar las emociones de los demás y regular nuestras relaciones con las personas que nos rodean son parte de las habilidades emocionales que tanto líderes como personas de un equipo deben demostrar.
- Corporal: La Fuerza de la Conducta y la Acción (Hacer)
La postura adecuada, el lenguaje corporal positivo, las acciones precisas y oportunas, las tareas realizadas de manera planificada, coordinada y consistente con nuestros valores y objetivos (filosofía, cultura y estrategia), permiten el progresar hacia mejores resultados y más altos niveles de desempeño.
Es en medio de los cambios inesperados y sorpresivos como los actuales que se requiere de auto-líderes (quienes se lideran personalmente) y líderes de equipo (los que se lideran y lideran a otros) que equilibren estos tres dominios: saber, querer y hacer; para que todo lo que se haga, sea que erremos y aprendamos, actuemos y avancemos, o logremos y celebremos, tenga como efecto último el mejoramiento del bienestar de la gente y la sociedad.
(*) Fernando es Chief People Officer (CPO) y Líder de Diversidad, Aprendizaje e Innovación de CLICK Institute, un think tank basado en Washington DC. Fue Chief People Officer (CPO) de la división Global Custom Commerce de The Home Depot. Egresado de la Universidad de Pensilvania, formó parte del Programa de Liderazgo en Aprendizaje Organizacional de la Escuela Wharton y cursó estudios de maestría y doctorado en la Escuela de Graduados en Educación de esa casa de estudios. Es autor, conferencista y asesor en estrategia humana y organizacional, diversidad y equidad, liderazgo e innovación. [email protected].