Rafael Rangel.- El tamaño no es excusa para vivir sin estilo. Los ambientes pequeños tienen sus beneficios, en cuanto a precios de venta y alquiler más accesibles, son fáciles de limpiar, se calientan más rápido por lo tanto hay ahorro de energía y costo, son fáciles de amueblar sin tanto presupuesto, estos espacios mínimos son etiquetados por la mayoría de las personas como un problema.
Siempre es importante buscar el lado positivo de los espacios, ya que en ellos habitamos y serán el reflejo de nuestra personalidad.
Error muy común a la hora de decorar un espacio pequeño, es visualizarlo como un espacio que todo lo que tenemos en muebles y objetos decorativos deben estar presentes, un espacio pequeño es en realidad un espacio mal organizado, y generalmente se enfocan sólo en la funcionalidad y no en el diseño.
Deshazte de lo que ya no usas y además de acabar con el desorden, mejorará tu estado de ánimo y será el punto de partida para repensar el diseño y la distribución de tu casa.
En estos espacios es importante la imaginación, en la actualidad el mercado nos ofrece una infinita gama de soluciones, para poder sacar el máximo provecho de los metros disponibles y lograr que nuestros pequeños espacios sean el colmo de la amplitud y la comodidad.
Para comenzar a tomar las riendas de nuestros espacios antes de iniciar a decorar, es importante saber, qué es lo que realmente necesitamos para vivir bien y cómodos. Este análisis interno, está relacionado con las emociones, pero con claras repercusiones en el diseño y la arquitectura.
Un espacio pequeño debe ser ingenioso para ganar amplitud, por medio de la funcionabilidad equilibrada y flexibilidad, se trata de fijar prioridad en la actividad y proporcionar los metros en los ambientes donde más tiempo pasas, darle varios usos a un mismo ambiente y ver qué soluciones dar en mobiliario con diversas funciones y de poco cantidad – tamaño, delimitar o abrir ambientes, según se ajusten a tus necesidades y a los metros para lograr una distribución equilibrada, adaptándose a nuestras vidas cotidianas, con un uso práctico, partiendo de una idea inicial de organización con bases de diseños sólidas.
Los espacios abiertos nos brindan la alternativa de aumenta el sentido de perspectiva y la sensación de amplitud, está directamente relacionada con la luz natural.
Los espacios abiertos están vinculados con la frase menos es más, cuantas menos paredes y más ventanas, los ambientes serán más amplios, ayudando que la luz natural se propague.
Los materiales nos ayudan ampliar la luz, estos no deben ser de acabados con colores oscuros, es imprescindible para que la decoración juegue a nuestro favor y nos brinde más luz. Los colores siempre serán un aliado en estos espacios mínimos, estos siempre serán la herramienta para jugar con la profundidad y perspectiva.
La selección de colores claros, comenzando con el blanco, seguido de tonos neutros como cremas, tostados, grises o beige, aumentan el efecto de amplitud de la luz natural.
La lumínico artificial nos ayuda a mejorar la distribución de los espacios eliminando las zonas de sombra. Las luces que se proyectan desde el techo como las lámparas colgantes, plafones, ojos de buey, elevan la mirada hacia arriba, lo que proporciona sensación de altura.
Buscar soluciones multifuncionales en muebles que contengan más de una función, como un sofá que se convierta en una cama, una mesita-cesta con espacio para almacenar más cosas, consolas que sirvan como escritorio, mesas que puedas desplegar cuando recibas invitados o bancos en lugar de sillas para el comedor, en los que caben más personas, son eficientes para agrupar ambientes, aprovechando al máximo el espacio, ya que cada metro es importante para ganar amplitud.
Los ambientes mínimos no tienen excusa, para una ingeniosa organización, logrando así, ganar metros cuadrados, basándose en las necesidades para vivir bien y cómodos, ya que en ellos habitamos y serán el reflejo de nuestra personalidad.