
Ana María Otamendi Sánchez nació en Caracas (Venezuela) el 4 de junio de 1981 y desde muy niña encontró su pasión de vida gracias a un piano de juguete que le regalaron a los 3 años de edad. Así comenzó su pasión y hoy parte de la renombrada Houston Grand Opera, donde se desempeña como coach vocal y pianista.
Un importante cargo, donde Otamendi hace gala de sus dotes como pianista presentándose en recitales de música vocal y de cámara, así como también en la producción de las Óperas El Barbero de Sevilla de Rossini, La Traviata de Verdi y María Estuarda de Donizetti, donde cumple el importante papel de coach vocal y repertorista, sirviendo de mano derecha del director y apoyando a los cantantes a lograr su máximo potencial en cuanto a interpretación musical, estilo e idioma. Allí trabaja con directores como Patrick Summers y Trevor Pinnock y con cantantes como Joyce Di Donato.
A los 6 años empezó a estudiar el piano. Bajo la influencia y la tutela del maestro y compositor Alejandro Slobodianik, completa su formación como profesora ejecutante de Piano en el Conservatorio Juan José Landaeta.
Como una paradoja de la vida, su propio padre, un músico quien le regaló aquel piano de juguete, se opuso a que Ana María se dedicara a la música sino que estudiase una carrera universitaria como muchos, y como a ella le agradaba la geología, ingresó en la Universidad Simón Bolívar (Caracas, Venezuela) en Ingeniería Geofísica, donde se graduó Cum Laude y con una Mención Honorífica para su tesis, la cual fue publicada como un artículo en la prestigiosa revista científica Physics of the Earth and Planetary Interiors (2006).
Pero su amor por la música era muy fuerte. A los 21 años partió a los Estados Unidos, impulsada por la profesora y destacada pianista venezolana Judit Jaimes a completar una Maestría en Ejecución Pianística en la Universidad de Wisconsin y un Doctorado en Música de Cámara y Coaching Vocal en la Universidad de Michigan, con el renombrado pianista Martin Katz, obteniendo siempre becas completas para financiar sus estudios y graduándose con los más altos honores.
Esta venezolana se siente orgullosa de ser músico: “Con la música podemos llegar a mucha gente, durante un concierto se pueden relajar, olvidar sus problemas y transportarse, se elevan a un plano de conciencia mayor y pueden conectarse con nosotros. Realmente ayudamos a la gente a través de las artes. Ese es el poder de la música y de las bellas artes en general, las únicas capaces de elevar al espíritu humano”.
Por eso participa activamente dentro de la Houston Grand Opera en las diversas actividades que involucran directamente a la comunidad a través de la Fundación East End: conciertos al aire libre, presentaciones de ópera en parques públicos y en anfiteatros abiertos donde 3 mil personas se reúnen a disfrutar de estupendas presentaciones. “Lo mejor es que hacen picnic mientras ven una ópera con total libertad. La idea es que los jóvenes y los niños se involucren. Otra de las cosas que hacemos es ir a los ancianatos, escuelas y universidades para llevarles la música y demostrarles que es accesible”.
¿Ser músico se nace o se hace?
Creo que tiene un componente de ambas, debe haber una mezcla de talento y disciplina. Conozco gente talentosa pero sin disciplina ni tenacidad por lo que no logran dar el paso para ser músicos profesionales.
¿Uno escoge el instrumento o el instrumento escoge al músico?
Conozco a gente que desde pequeño se enamora de un instrumento y se queda con él para siempre, pero hay casos en los que cambian de instrumento más adelante.
¿Hay alguna edad mínima o máxima para iniciarse en la música?
Depende de lo que quiera hacer con la música y el instrumento. Es como cuando uno aprende un segundo idioma: mientras más temprano aprenda lo dominará con mayor rapidez, aunque hay casos de personas que empiezan a tocar a los 10 años y terminan siendo buenos ejecutantes.
¿Cuáles son las cualidades de un buen músico?
Debe tener respeto por la música por encima de todo, las intenciones del compositor y tenerlo como la máxima aspiración. La disciplina debe ser su norte, así como tener un alto nivel de tolerancia para la frustración, porque a lo largo de esta carrera hay momentos donde las cosas no salen como uno quiere. El músico debe innovar y buscar su propio marketing sin que eso significa ir en contra de sus principios.
A su juicio, ¿cómo son las opciones culturales en Houston?
Son muy buenas, estoy muy sorprendida. Nunca antes había estado en Texas, de hecho, al principio no me llamaba la atención vivir en Houston pero me mudé aquí por razones de trabajo, y desde que estoy aquí he quedado asombrada con la variedad cultural de Houston: teatro, cine, música, conciertos, etcétera. Ahora me siento muy satisfecha de estar en Houston.
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Abraham Puche / NP / Foto: referencial