
Bernardo Jurado, Capitán de Navío retirado de la Armada Venezolana, un profundo apasionado de la escritura, que tiene en su haber la autoría de 8 libros, presentará próximamente en la ciudad de Houston su nueva obra literaria “Volando en el ataúd”, una historia de ficción humana basada en hechos reales, en la que se abordan temas como la muerte como uno de los intereses de la psiquis del humano, el sexo y también la divinidad. Bernardo nos regaló esta entrevista para El Venezolano de Houston, donde nos habla más de su vida y de su obra.
¿Cómo conociste de la historia?
Conocí de la historia leyendo la prensa norteamericana. Cuando vi la historia, sentí que había sido escrita para mí. En ese instante lo dejé todo y comencé a buscar otras fuentes y conseguí mucha información.
¿En qué punto el material biográfico se convirtió en una inspiración para esta historia?
Realmente no lo sé. Creo que no somos nosotros los escritores quienes recreamos y conseguimos las historias, son ellas las que nos escogen a nosotros y esta me escogió a mí, sin lugar a dudas, todo en ella para mí fue inspiración, de principio a fin.
¿Cuánto hay de ficción y de realidad en la novela?
Todo lo que allí escribo hubiese podido pasar perfectamente en la vida de un piloto alemán en la Dinamarca de 1944. Para hacer potable la novela, pues, argüimos a la técnica, a las herramientas que poseemos para que cualquier persona pueda abordarla.
¿Cómo crees que la experiencia de la navegación le aporta al Bernardo escritor?
He vivido dieciséis largos años en la mar a bordo de buques de guerra, porque fui oficial de la Armada por 22 años y de alguna forma sigo viviendo muy cerca de ella, de esa relación indisoluble entre ella, -la mar- y yo. Creo sentirme en mi ambiente entre los azules: bajo el azul de cielo y sobre el azul del mar, allí está respondida tu pregunta. Ciertamente, las aventuras y desventuras de los verdaderos héroes aero navales, me cautivan, porque he conocido a muchos de ellos en persona.
¿En qué momento llegas a la literatura?
Mi infancia fue entre intelectuales, artistas, filósofos, diplomáticos y militares. Mi padre, quien también fue Capitán de Navío, fue un prolífico escritor de 59 obras publicadas, de manera que yo no busqué a la literatura, ella me enamoró desde aquella época, pero como pasan las cosas en la vida: se requiere de madurez literaria y ella siempre llega en el momento correcto. Hace una década escribo con disciplina, ¡me encanta la invención de la escritura!
¿Cómo fue la investigación para la novela, cuánto tiempo tomó?
Mientras escribía “Divinos, luego humanos”, en paralelo me tomaba una hora de investigación diaria sobre lo sucedido en Dinamarca y llegué a investigar los últimos cinco siglos de la historia danesa y como es de esperar, ¡me enamore de Dinamarca! Este proceso duro exactamente un año.
¿Cómo la novela logra llegar a alguien que no conoce sobre términos de aviación?
La novela está escrita para todo público. Cualquier persona puede leerla, porque más allá de la táctica, es esta una historia humana donde exploto como interés psicológico al amor, al sexo y la muerte, de manera que es eso lo que la hace encantadora y sencilla.
¿Qué otros textos planeas escribir o escribes en estos momentos?
La técnica novelística me apasiona, me cautiva y me subyuga, pero ella, como te he comentado es difícil. Yo no me detengo, nunca dejo de escribir y publicar.
¿Cuándo viniste a vivir a los Estados Unidos? ¿Por qué?
Por mi carrera naval, siempre estuve muy ligado a los Estados Unidos. Tuve un cargo operativo en la Flota del Atlántico en Norfolk y luego fui Comandante de una Fragata de misiles guiados en Mississippi, tuve trece operaciones de entrenamiento con la US Navy y en la base naval de Rodman en Panamá, pero llegué a estas costas floridanas después de que Hugo Chávez me acusó de espía de los Estados Unidos y mis opciones eran pocas: la cárcel o el exilio y vine aquí el primero de Febrero del 2006.
¿Cómo evalúas la situación actual de Venezuela y que esperas para el país?
Como católico, considero que esto que ahora pasa es una eterna lucha del bien contra el mal, es una suerte de pacto fáustico que estos lambareros han hecho con el diablo. Mi país ha perdido su alma y me temo también que la cordura, pero no todo es malo, porque lo que ahora pasa para todos, probablemente sea el gran aprendizaje que en la vida se necesita para ser mejores. ¡Esto también pasará y por siempre!