
Foto: EFE/Antoni Belchi
Miles de migrantes venezolanos han llegado a Estados Unidos en busca de asilo en 2022, arriesgando sus vidas, a menudo realizando arduos viajes a pie de meses de duración y gastando los ahorros de toda su vida sólo para tener una oportunidad de encontrar refugio en Estados Unidos.
Muchos son rechazados en la frontera, pero a los que lo consiguen se les concede un estatuto temporal para permanecer en el país y empiezan a forjarse una nueva vida. En un rincón de Dallas (Texas), muchos de estos inmigrantes se han agrupado y han formado su propia comunidad, a la que llaman “Villa Dallas”.
El nombre proviene de los venezolanos que llegaron a Dallas en torno a 2019 desde un pueblo llamado Villa Del Rosario, cerca de la ciudad de Maracaibo, y se asentaron en el complejo de apartamentos Oaks of North Dallas y sus alrededores.
“Ellos fueron los primeros en llegar”, dijo a The New York Post Senea González, que tiene un restaurante venezolano en la zona. “A partir de ahí, se corrió la voz. Una persona traía a un amigo y ese amigo traía a otro y seguía creciendo”.
Se calcula que 18.000 venezolanos viven ahora en el área de Dallas-Fort Worth, la gran mayoría llegados en los dos últimos años, según el Dallas Morning News. A diferencia de las conocidas y consolidadas comunidades de venezolanos de Miami y Houston, Villa Dallas está formada casi en su totalidad por refugiados que han escapado del país en los últimos dos años.
Villa Dallas se extiende ahora a las ciudades vecinas de Carrollton y Addison, suburbios de Dallas, que han empezado a integrarse pacíficamente. El Departamento de Policía de Dallas dijo a The Post que la delincuencia allí es más baja de lo normal y que han surgido muchos negocios en la zona que venden arepas y pastellitos, alimentos de los venezolanos.
La mayoría de los venezolanos recién llegados a EE.UU. tienen solicitudes de asilo en curso, lo que significa que salieron de su país temiendo por su vida y están legalmente en el país mientras el gobierno los evalúa. Pueden viajar, pero deben presentarse periódicamente ante el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas y asistir a audiencias judiciales mientras los tribunales federales deciden si pueden quedarse, un proceso que suele durar años.
Durante ese tiempo, a algunos se les permite trabajar legalmente si se les concede un permiso de trabajo, un proceso que lleva meses, pero muchos otros encuentran otras formas de ganar dinero.
“Tenemos grupos en WhatsApp y Facebook donde nos apoyamos mutuamente”, explica González. “Este venezolano cose, este otro hace tortas de cumpleaños, esta persona sabe instalar suelos. Nos contratamos unos a otros. Así sobrevivimos hasta que podamos conseguir un permiso de trabajo”.
Con información de New York Post / Traducción: EVH…