Cada vez que se nos viene a la mente la palabra “líder” pensamos automáticamente en la figura máxima de cualquier organización empresarial cuyo objetivo primordial es el de servir a la sociedad, prestar soluciones y servicios de máxima calidad, lucrar a sus ejecutivos y empleados, y dotarles de las herramientas para hacerlos mejores seres humanos.
A otros quizás les venga a la mente como primera opción a algún político con el/la cual simpaticen y tengan afinidad. Otros quizás piensen en los directivos de sus equipos deportivos favoritos, o tal vez en personajes religiosos o históricos. Cualquiera sea el caso, nosotros los seres humanos siempre pensamos en nuestros “líderes” como aquellos individuos que gracias a sus habilidades son capaces de influir de manera positiva en sus seguidores y aficionados.
En lo personal, cuando pienso en un verdadero líder, quienes me llegan a la mente son todos aquellos personajes que de una u otra forma, y a través de mi vida profesional, me han influido positivamente y han contribuido en formar mi capacidad cognitiva, vivir experiencias y hasta en la forma como proceso, obtengo y hago uso de los resultados.
En lo personal yo he recibido mucha influencia de connotados líderes pertenecientes a variadas disciplinas, incluyendo organizacionales, literarias, religiosas, políticas, etc.
Con base en mi propia experiencia en el mundo corporativo, y luego de haber laborado en muchos países con diferentes modos de vida y de pensar, y también haber compartido experiencias profesionales y personales, mi definición de un líder se resume en los siguientes puntos:
- Un ser inspirador que ejerce una influencia positiva sobre su audiencia mediante su aguda capacidad de sembrarle el deseo de seguir los pasos que han llevado a ese líder a ubicarse en la privilegiada posición en que se encuentra.
- Un ser carismático y empático, el cual imprime una genuina y auténtica confianza en todos aquellos que lo siguen.
- Un individuo capaz de escuchar y entender a su audiencia y hacerla adoptar y adaptar sus sabios consejos de manera eficiente y con óptimos resultados.
- Es quien tiene la habilidad innata de lograr cambiar el rumbo de su audiencia al proveerle mecanismos efectivos que le ayude a recorrer un camino mas transitable y viable, y que le ayude a alcanzar sus metas personales y profesionales.
- Aquel o aquella que es capaz de admitir sus propios errores, asumir su responsabilidad y rectificarlos de manera que su audiencia le siga depositando su confianza de manera incondicional.
- Por último, un ser sencillo y humilde, sin mayores pretenciones, que piensa con la cabeza y con el corazón de forma balanceada, y que utiliza estos atributos para consolidar su liderazgo e influencia de manera de contribuir positivamente a nuestra sociedad.
Innumerables libros se han publicado sobre esta materia, pero debo decir que uno de los libros y filosofías que mayormente han influido en mí ha sido “Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva” del gran Stephen Covey.
No solo tuve el privilegio de conocerlo en persona hace varios años, sino también compartimos ejercicios de “life coaching”, lo que marcó una influencia significativa en como yo asumo los retos y dificultades en mi vida profesional y personal, y que me ayudan a decidir cuáles estrategias de liderazgo aplico en cada situación. Este libro, publicado originalmente hace aproximadamente unos 30 años está más vigente que nunca. Es resaltante como un estratega y líder tan influyente en su época nos haya dejado un legado de carisma y liderazgo tan importante que no solo ha perdurado 30 años, sino que no se prevé una fecha de caducidad.
El liderazgo es innato por naturaleza, pero sin embargo, en muchas ocasiones el líder se hace y forma en la faena de la vida.