REUTERS.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró el estado de emergencia tarde el jueves para el estado de Luisiana, horas después de que el 50% de la producción de crudo de la región fue suspendida y las compañías evacuaron a trabajadores de las instalaciones refineras en la costa.
La tormenta tropical Barry presentaba vientos máximos sostenidos de 85 kilómetros por hora el viernes por la mañana. Las autoridades estaban atentas al sistema de diques de la ciudad construido para evitar anegamientos procedentes del Río Misisipi, que atraviesa el corazón de Nueva Orleans y ha estado aumentando el nivel de sus aguas por encima del umbral de inundaciones en los últimos seis meses.
Se espera que Barry eleve la marea en la desembocadura de Río Misisipi e incremente el nivel de las aguas en hasta 5,9 metros el sábado, por debajo de lo inicialmente pronosticado pero aún el volumen más alto desde 1950 y demasiado peligroso para los diques de la ciudad. Meteorólogos pronostican entre 250 y 500 milímetros de lluvias en buena parte de la costa estadounidense del Golfo de México el viernes y el sábado.
El centro de la tormenta rozaría apenas el extremo oeste de Nueva Orleans en lugar de impactarla directamente. El gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, advirtió: “Mientras más información recibimos, más preocupados estamos por si ocurren lluvias torrenciales extremas”. Algunos residentes, que recuerdan el mortal y devastador paso del huracán Katrina en 2005, dijeron estar decididos a ponerse a salvo.