
Foto: EFE/Hayoung Jeon/Archivo
Quién hubiera imaginado que una plataforma de redes sociales se convertiría en el centro de una disputa de tinte político, estratégico, de soberanía, e inclusive, de seguridad nacional. La muy popular red TikTok se ha convertido en el epicentro de una seria confrontación política entre los dos gigantes económicos de nuestra era. Estados Unidos y la República Popular China, quizás más específicamente entre los multimillonarios Donald Trump y Xi Jinping.
TikTok, cuya empresa matriz es el conglomerado chino ByteDance, fue fundada en el año 2012, y en tan corto tiempo se ha convertido en la red cibernética más popular en el mundo para intercambio de videos cortos.
Se espera que para la primera semana de septiembre (2020) se anuncie (o concrete) la venta del tan afamado sitio web a algún inversor de la unión americana. ¿Por qué? ¿Qué ha propiciado esta transacción comercial? ¿Cuáles son los motivos o inquietudes que generan esta venta? ¿Por qué Washington está tan interesada que algún inversor americano adquiera esta compañía?
Estas y muchas más interrogantes han sido el tema de conversación en recientes meses por parte de altos personeros de la Casa Blanca, e inclusive de los ciudadanos comunes y de gobiernos extranjeros. No se trata de imponer o elevar aranceles para uno u otro tipo de commodity o servicio.
Tampoco se trata de traer puestos de trabajo de regreso a Estados Unidos para así fortalecer nuestra economía y consolidarnos en la primera posición global en esta materia, la cual aún ostentamos. Se trata de un tema político-estratégico que tiene como eje central la seguridad nacional del país más desarrollado del globo terráqueo, y el cual ha estado en las agendas más recientes de los entes gubernamentales encargados de estos temas estratégicos. Se ha especulado que esta transacción comercial pudiera estar en el orden de $20 mil a $30 mil millones.
Ha circulado en las altas esferas políticas de Washington la idea de que TikTok ha estado (y continúa) recopilando información sobre cada usuario estadounidense de esta red social, e inclusive sobre los anunciantes que pagan por tener un spot publicitario en la misma. ¿Es cierto esto? ¿Cuál sería entonces el principal motivo de los asiáticos para esta acción “ilegal”?
Según Washington la recopilación de estos datos, conocidos en el mundo cibernético como Personally Identifiable Information (PII), por parte de China constituiría un arsenal que amenazaría la integridad territorial y seguridad americana. En lo personal creo que los Estados Unidos está despertando algo tarde ante esta situación.
¿A qué me refiero? Es bien sabido por todos que plataformas estrellas creadas y mantenidas en los Estados Unidos, tales como YouTube, o su matriz Google (NASDAQ: GOOGL), han sido prohibidas en China milenaria por varios años. Los productos de software Gmail (de Google) y OneDrive (de Microsoft), entre otros, también han sido prohibidos por el gobierno de Jinping. En mi memoria no está que Beijing hubiera afirmado que dichas decisiones estuvieran basadas en temas de seguridad nacional.
Sí hubo insinuaciones por parte del gobierno chino, pero nunca tan abiertamente como la aseveración de la Casa Blanca. Ante esto, Trump ha impuesto un límite de tiempo para que se concrete esta transacción (septiembre 15 del presente año), de lo contrario, TikTok quedaría fuera de línea en todos los estados y territorios de la unión americana. Esto representaría una colosal pérdida desde todo punto de vista, especialmente el financiero.
Varios potenciales compradores han manifestado su interés en la compra de este sitio juvenil de videos, destacando los gigantes computacionales Microsoft (NASDAQ: MSFT) y Oracle (NYSE: ORCL), y sorprendentemente, con miras a su diversificación, el gigante retailer Walmart (NYSE: WMT) (en asociación estratégica con Microsoft).
Beijing estaría complicando esta potencial transacción al legislar de manera “express” una política de no exportar software y tecnología a otros países sin la aprobación explícita del gobierno chino, específicamente aquellas tecnologías que pudieran contener delicados o estratégicos algoritmos científicos de interés social para la población y gobierno chino, o que pudieran vulnerar los derechos sobre patentes y propiedad intelectual.
¿Cómo se conjuga esta regulación con la premura con que Washington quiere concretar el traspaso de esta propiedad intelectual a suelo norteamericano? Hay mucho en juego. Obviamente China tiene un marcado interés estratégico en esta y otras plataformas.
A empresas como Alibaba se le pudieran cerrar sus puertas en Estados Unidos, y mayores sanciones de Washington contra empresas del lejano oriente serían previsibles. Creo que los próximos días nos traerán reveladoras noticias sobre esta guerra política entre las dos mayores potencias mundiales. Una guerra que cada día que pasa se torna más fría. Una guerra donde el pulso del más fuerte y menos vulnerable sería decisivo para la victoria.