
Solidaridad…una palabra tan simple con un significado tan grande. Definitivamente, eso es lo que le hace falta a la raza humana, una solidaridad de acero como la que acabamos de ver en Tailandia, donde 12 muchachos y su entrenador de fútbol lograron ser rescatados de unas laberínticas cuevas en la que llevaban 18 días atrapados,en una audaz misión a cargo de la fuerza especial de la armada tailandesa, con el apoyo de buzos de diferentes nacionalidades.Igual que con los 33 mineros en Chile, o con los afectados por el huracán Harvey en Usa, o la erupción del volcán en Guatemala hace apenas unas semanas. Allí pudimos apreciar la solidaridad humana al máximo.
Y nos preguntamos, ¿no consideramos una catástrofe lo que están viviendo nuestros hermanos venezolanos por culpa del infame gobierno que acaba con un país y con cientos de seres humanos? ¿Están exentas las causas políticas de las consideraciones humanas para sacar nuestra solidaridad y “salvar” a nuestros propios hermanos de la tragedia humana que nos arropa? ¿A dónde se fue la solidaridad cuando vemos un accidentado y corremos no a ayudarle sino a robarlo, o peor aún, cuando se roban medicamentos de los hospitales para luego venderlos a precios exorbitantes, impagables, con lo que estamos matando a nuestros propios hermanos
Si, solidaridad es una palabra muy grande que sólo entienden aquellos formados con conciencia humana, con espíritu de hermandad, a quienes les enseñaron que la moral valen más que nuestras cuentas de bancos, que no hay nada más satisfactorio que una mirada agradecida y una bendición bien ganada.
Hoy en Tailandia han renovado su fe, porque “se trata del triunfo de los individuos y de grupos de seres humanos sobre la tragedia”, como dijo Medavoy, productor de la cinta “Los 33”, y hoy también, guardamos la esperanza de la salvación de la moral de nuestros pueblos, de la hermandad y de la más pura conciencia de acción solidariapor los más necesitados. Ojalá Dios nos bendiga y nos permitacreer cada día más en que la solidaridad puede salvarnos a nosotros mismos de la miseria humana.