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Gracias a la llamada “Gran y Hermosa Ley” aprobada por el Senado la mañana de este 2 de julio, se prevee imponer un 1% de impuesto a las remesas enviadas en efectivo a otros países, una cifra mucho menor a lo originalmente propuesto: 5% y luego 3.5%.
La medida afectaría a quienes hacen envíos físicos de dinero, ya que las transferencias electrónicas quedarían exentas, según confirmó la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. Más del 90% de los envíos ya se realizan de forma electrónica, pero el nuevo impuesto sigue generando preocupación entre usuarios y expertos.
Pero a pesar del alivio por la reducción al 1%, el economista Daniel Pérez Liston advierte que “el impacto aún es significativo” para muchas economías latinoamericanas.
Por ahora, el proyecto aún debe regresar a la Cámara de Representantes y luego al escritorio del presidente para su firma final.