Milagros Durán.- Durante cinco décadas deleitó al público con sus novelas, el nombre de Raúl Amundaray le dice mucho al venezolano común. El primer actor ha sido un ícono en la historia de la televisión venezolana. Empezó haciendo novelas en la radio, en una época donde la gente se reunía en sus casas para “escuchar” la historia. Luego llegó la televisión y como ya se destacaba como actor de la radio fue invitado por la primera actriz, Amalia Pérez Díaz, para que hiciera el personaje principal en la novela: «El bello e indiferente», y así comenzó su carrera en la televisión, la cual sería larga y prolífica, en novelas, vasta en amores de ficción y también en la vida real.
A sus 82 años, Raúl Amundaray luce muy bien a decir que todos los que han tenido el gusto de encontrárselo en algún evento en esta ciudad, adonde ha venido a refugiarse, según dice, mientras pasan los tiempos borrascosos en Venezuela. Nació en Caracas, de padre margariteño y madre maracucha. Como dice la sabiduría popular “el zorro pierde el pelo, pero nunca las mañas”, todavía hace gala de sus dotes de galán cuando tiene a una mujer enfrente, la envuelve en piropos, un arte que aprendió hasta alcanzar la maestría. Lo entrevistamos en la sede de EV Houston adonde llegó de muy buen humor.
¿Cómo se formó usted como actor? –Yo nací actor. Desde niño era actor. En la escuela “El Buen Consejo” donde me inicié las mojitas decían: “Raulito Amundaray va a hacer el personaje en las próxima obra de teatro”, yo era un niño. Y ahí me comenzó a gustar esto. Y después comencé en la radio porque no había llegado la television. Aunque no parezca, yo soy de esa época, primero la radio, luego la televisión y después el teatro.
-¿Cuáles fueron sus referentes, los actores que a usted lo inspiraron para enamorarse del oficio?
-En la radio, ya se hablaba de que iba a llegar a la televisión, entonces actores referentes fueron don Rafael Briceño, nuestro primerísimo gran actor, Enrique Benshimol y una cantidad de actores de esa época, que ya no están con nosotros.
-¿Tomó algunas clases o aprendió el oficio empíricamente?
-Como te dije mi primera escuela fue la radio…después llegó la novedad de la televisión. Y yo me dije voy a ser un actor de radio. Me hice en la radio, la radio fue mi primera escuela. Y después me fui a la televisión, que estaba empezando en esa época.
-La gente se sentaba a escuchar las novelas de la radio….y aquella voz tenía que comunicarlo todo. ¿No?
-¡Sí, así es!
La radio te exige saber interpretar un personaje, saber decir las cosas, con los matices adecuados. Esa primera etapa de la televisión las novelas salían en vivo…
-Sí, las novelas salían en vivo, si te equivocabas, se enteraba todo el mundo. Pero yo esperé hasta formarme bien en la radio. Y despues comenzaron los buscadores de talento a buscar gente joven, muchachas y muchachos que pudieran interpretar personajes.
-Durante 50 años de telenovelas…. tuvo que realizar muchas escenas románticas de besos. ¿Alguna vez tuvo que enfrentarse con el novio o el marido celoso de una actriz? –Yo no se si les pegaban después de las escenas de amor…nunca me enteré de nada. Ellas tampoco iban a contarme esas intimidades. Con todas ellas me llevaba muy bien. Mamá me decía; «Raulito sea un caballero con los amigos, pero sea un Príncipe con las damas. Y no me ha ido mal»
–¿Ve telenovelas? ¿Qué tiene que decir la telenovela que se hace hoy en día. Sobre la manera de actuar y sobre los temas que se tratan?
-Mira RCTV y Venevision fueron pioneras en la producción de telenovelas en Latino América. Y esas novelas que hacíamos se exportaban a México, a Colombia y otros países. Ahora Colombia y México hacen muy buenas, excelentes telenovelas. Todo ha evolucionado. Hay muy buenos actores y actrices, aunque ahora se están enfocando mucho en eso del narcotráfico.
-¿Disfrutó usted de la fama? –¡Claro! La disfruté y me disfrutaron… La fama es como la juventud cuando se va ya no vuelve. Se goza mientras se tiene, pero es efímera. Eres famoso por un tiempo. Todo pasa.
En Privado
Una ciudad que lleva tatuada en el alma… -Copenhague, Dinamarca. La capital sexual del mundo. También está París, Roma, que es la ciudad del amor.
¿Qué otro oficio le hubiera gustado ejercer? -Astronauta, me gusta el espacio y las estrellas.
-¿A qué le tiene miedo? -Le tengo miedo a la muerte, porque no la conozco y tampoco la quiero conocer.
¿Un libro que rescataría del fuego? -La Biblia.
¿Algo que te gustaría hacer antes de morir? -Seguir viviendo…