
Un primer plano de las boyas del Río Grande en Eagle Pass, Texas, EE.UU., en una fotografía de archivo. EFE/EPA/ADAM DAVIS
Este viernes, el tribunal de apelaciones del quinto circuito, ordenó a Texas a retirar las boyas gigantes desplegadas en el Río Grande, específicamente en el área de Eagle Pass, argumentando que la barrera es una obstrucción y para la instalación de la misma se necesitaba obtener el permiso del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EEUU, que regula las actividades en la vías fluviales y humedales según la ley federal.
La decisión fue 2-1 y el panel determinó que el río es navegable en el lugar donde está la barrera y representa una obstrucción. Sin embargo, el voto en contra fue del juez Don Willet, nombrado por Trump, quien argumentó que el Río Grande no puede acomodar el tráfico de barcos comerciales, por lo tanto no es navegable.
Por su arte, Texas ha sostenido que las barreras han estado destinadas a salvar vidas y obligar a los migrantes a no cruzar, sin embargo, Willet aclaró que Texas no ha demostrado que esto ha sido una medida efectiva.
El gobernador de Texas Greg Abbott publicó una declaración en X calificando la decisión como “claramente equivocada” y dijo que él y el fiscal general Ken Paxton buscarán una nueva audiencia de inmediato ante toda el Quinto Circuito. “Iremos a la SCOTUS si es necesario para proteger a Texas de las fronteras abiertas de Biden”, dijo, refiriéndose a la Corte Suprema de EE. UU.
Es importante recordar que, estas barreras forman parte de la Operación Lone Star, impulsada por Abbott en junio, para frenar la inmigración a lo largo de la frontera de 1,200 millas. Se estima que este sistema compuesto por una cadena de boyas gigantes separadas por cuchillas de sierra, que sostienen una red sumergida, tuvo un valor cerda 1 millón de dólares.