Un nueva explosión sacudió a Sri Lanka cuando la policía intentaba desactivar una bomba en los alrededores de una iglesia católica.
Dicha explosión dio lugar tras la brutal ola de atentados que dejó 290 muertos y 500 heridos, esta vez, a bordo de una camioneta que estaba estacionada a 50 metros del Santuario de San Antonio, una de las tres iglesias atacadas el domingo en Colombo.
Según un portavoz de la policía, el equipo se encontraba intentando desactivar el artefacto cuando se reportó la explosión y la zona debió entonces ser evacuada. Por los momentos, este atentado no ha dejado ninguna víctima.