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El pasado 13 de junio en Georgia, Estados Unidos, nació de forma prematura un bebé llamado Chance Smith.
Pero lo extraordinario no fue su nacimiento como tal, sino las circunstancias que rondaban al mismo. A su madre, Adriana Smith de 31 años, se le tuvo que hacer una cesárea de emergencia, pues la mujer había sido declarada con muerte cerebral desde febrero.
Smith había estado conectada a soporte vital durante varios meses debido a complicaciones de salud que comenzaron cuando tenía ocho semanas de gestación. Su bebé nació con un peso aproximado de 822 gramos y actualmente está en la unidad de cuidados intensivos neonatales.
La madre de Adriana develó que su hija experimentó intensos dolores de cabeza hace más de cuatro meses. Luego de una visita al Hospital Northside de Atlanta, donde recibió tratamiento, Adriana fue dada de alta. Sin embargo, a la mañana siguiente, su novio la encontró con dificultad para respirar y llamó al 911. En el Hospital de la Universidad de Emory, los médicos confirmaron que tenía coágulos de sangre en el cerebro y la declararon con muerte cerebral.
La familia de Smith enfrentó serias dificultades tanto legales como médicas. Informaron que los médicos del Emory University Hospital les comunicaron que no podían retirar el soporte vital, por la legislación estatal que prohíbe el aborto una vez que se detecta actividad cardíaca en el feto, lo cual suele ocurrir alrededor de las seis semanas de gestación.