Múltiples miembros de la comunidad internacional mostraron indignación ante la muerte del capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo y solicitaron a la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas a investigar el caso.
Desde Estados Unidos, el Grupo de Lima, hasta la Unión Europea manifestaron su rechazo respaldando a dirigentes opositores venezolanos, familiares del oficial y organizaciones de derechos humanos que denunciaron salvajes torturas.
Washington, por medio de un comunicado del Departamento de Estado, solicitó a las democracias del mundo asociarse para “ejercer presión” contra el gobierno socialista.
Por su parte, el Grupo de Lima urgió a la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Michelle Bachelet) a actuar sin dilación e investigar sobre el hecho.
La Unión Europea también solicitó una investigación completa e independiente, considerando que el hecho demuestra falta de garantías a los derechos humanos de los detenidos.
Acosta, falleció torturado salvaje y brutalmente, según expresó el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó.
Los activistas de derechos humanos, apuntan que el capitán se presentó el viernes ante tribunales en una silla de ruedas con graves signos de torturas.
Según detalles proporcionados por el ministerio de Defensa designado por Maduro, no se mencionaron torturas sino el hecho de que Acosta se desmayó durante la audiencia y el juez ordenó trasladarlo al hospital militar de Caracas, donde falleció.