
Francisco “Morochito” Rodríguez, el pionero de los medallistas olímpicos venezolanos, dejó una huella indeleble en la historia deportiva de su país. Nacido el 20 de septiembre de 1945 en Cumaná, Estado Sucre, su pasión por el boxeo se manifestó temprano en su vida. A pesar de enfrentar desafíos familiares y una suspensión deportiva, perseveró, alcanzando la gloria en los Juegos Olímpicos de México 1968 al obtener la medalla de oro en la categoría minimosca. Su legado trasciende el deporte, inspirando a futuras generaciones. Tras su fallecimiento el 23 de abril de 2024, el Comité Olímpico Venezolano lamentó la pérdida de quien hizo resonar el himno nacional en la máxima competición deportiva. Su memoria perdurará en la educación y en el deporte, con instituciones que llevan su nombre en Cumaná.
Desde joven, enfrentó la ausencia de su padre y la responsabilidad de cuidar a sus hermanos menores, lo que lo llevó a trabajar desde temprana edad viendo pescado y caramelos junto a su abuela materna para ayudar en el sustento familiar.
Dotado de una personalidad carismática, Rodríguez encontró su pasión por el boxeo a los 19 años al inscribirse en el gimnasio del instructor pugilista Ely Montes. Su talento natural y su dedicación lo llevaron a ganar un campeonato nacional en 1964, lo que le permitió representar a su estado, Sucre, en los Juegos Nacionales.
Sin embargo, una controversia durante estos juegos resultó en la suspensión de Rodríguez y todo el equipo de boxeo del estado Sucre por parte del comité olímpico venezolano. Esta suspensión, motivada por una protesta liderada por el profesor Ely Montes debido a una derrota considerada injusta, marcó un punto de inflexión en la carrera de Rodríguez.
Tras la suspensión, Rodríguez se dedicó a la música, pero su amor por el boxeo nunca desapareció. Pronto regresó al ring y continuó persiguiendo sus sueños deportivos.
En los Juegos Panamericanos de Winnipeg en 1967, Rodríguez obtuvo la única medalla de oro para Venezuela, marcando un hito en su carrera. Su victoria en este evento lo catapultó como la máxima figura del deporte venezolano y lo preparó para los Juegos Olímpicos de México en 1968.
En México, Rodríguez escribió su nombre en la historia al ganar la medalla de oro en la categoría minimosca, convirtiéndose en el primer venezolano en lograr este prestigioso título olímpico. Su regreso a Venezuela fue recibido con júbilo y celebración, demostrando el impacto que tuvo en su país.
Posteriormente, al campeonato olímpico, Rodríguez repitió el oro panamericano en 1971, participando en los juegos celebrados en Cali, Colombia. Al margen de sus grandes logros, existe la teoría a modo de anécdota que citaron los medios de la época, que nunca se hizo profesional por solicitud expresa de su madre debido al temor a que saliera lastimado.
Después de ganar la medalla de oro olímpica, Rodríguez firmó un contrato para ingresar al mundo del boxeo profesional. Sin embargo, antes de iniciar ese recorrido, llevó a su madre a un evento para mostrarle el deporte en su máxima expresión. Durante el combate, el protector bucal ensangrentado de uno de los boxeadores aterrizó sobre la madre de ‘Morochito’, Olga Rodríguez, quien instantáneamente comenzó a rogarle a su hijo que reconsiderara seguir el camino del boxeo profesional. Aunque difícil de comprobar, los medios de la época reseñaban que tal anécdota ocurrió.
Su historia de resiliencia y perseverancia, ha sido de gran inspiración para otros atletas venezolanos, quienes sin importar la disciplina que practican, vieron en Rodríguez un gran referente en su ejemplo de cómo sortear cualquier obstáculo en pro de un objetivo. Con 78 años, sus últimos días los pasó recluido en el Hospital Militar, en Caracas, debido a complicaciones de salud y el 23 de abril de 2024, se dio oficialmente la partida física de Rodríguez.
El Comité Olímpico Venezolano (COV) fue el primero en informar la partida de Rodríguez, señalando: “el 1.º atleta en hacer sonar nuestro himno (de Venezuela)” en los Juegos Olímpicos “nos dejó sin la luz de su presencia”.
En su ciudad natal, Cumaná, un colegio lleva su nombre «U.E.T.D. Francisco Morochito Rodríguez». Un polideportivo tiene su nombre en honor al más gigante deportista olímpico cumanés.