Aunque parezca increíble, la diabetes mellitus (DM) es la enfermedad endocrinóloga más frecuente en la infancia y en la adolescencia. Las estadísticas americanas indican que uno de cada 2.500 niños enferma de diabetes. La DM se caracteriza por el incremento de los niveles de glucosa (azúcar) en la sangre, como resultado de un defecto en la producción y/o acción de una hormona llamada “Insulina”, la cual es producida por el páncreas. La insulina en necesaria para que la glucosa entre a las células y sea utilizada como fuente de energía.
- CLASIFICACIÓN Y SÍNTOMAS
Clásicamente la DM se clasifica en DM tipo 1 debido a un déficit en la secreción de insulina y es el tipo más frecuente en la infancia y la DM tipo 2 debido a la resistencia a la insulina, es decir, un déficit relativo de insulina o defecto secretor.
Los síntomas iniciales que caracterizan a la DM infantil son: aumento de la sed (polidipsia) y aumento de la frecuencia y volumen urinario (poliaquiuria/ poliuria) de inicio por lo general rápido y sorpresivo. En la tercera infancia y adolescencia el síntoma más común es la desnutrición y adelgazamiento. Otros síntomas son la perdida de energía, fatigabilidad, mal aliento, cambios importantes en el peso, dolor abdominal y vómitos, estos últimos frecuentemente asociado a una de las complicaciones más temidas que es la cetoacidosis diabética, en el cual, además de los niveles elevados de glucosa, se encuentran moléculas llamadas “cetonas” que son productos de desecho, que al acumularse aumentan la acidez en la sangre y es una de las causas de mortalidad por esta condición.
- DIAGNÓSTICO
Para corroborar el diagnóstico se requieren muestras de sangre con niveles de glucosa mayores a 126 mg/dL en ayuno o de 200 mg/dL en cualquier momento. Aunque no siempre se puede predecir que niños tienen más riesgo de tener la enfermedad, si se sabe que la diabetes tipo 2 afecta con mayor frecuencia a los niños con sobrepeso, malos hábitos alimentarios y sedentarios.
De un 80% – 85% de pacientes con diabetes tipo 1 NO tienen antecedentes familiares de diabetes tipo 1, mientras que 45 a 80% de los pacientes tienen por lo menos un familiar con diabetes tipo 2 y puede existir historia de varias generaciones con el padecimiento, por lo cual siempre es importante investigar los antecedentes del paciente.
- TRATAMIENTO
El tratamiento depende del tipo de DM, pero en ambos casos el objetivo es lograr un adecuado control metabólico para evitar las complicaciones, asegurando una buena calidad de vida para el niño diabético, que incluye o bien el uso de la Insulina u otros medicamentos para lograr reducir los niveles de glucosa en sangre, dieta que puede constituir el tema más difícil en la edad pediátrica, las restricciones de ciertos alimentos apetecidos por los niños que pueden tener una repercusión desfavorable desde el punto de vista psicológico.
Por tanto un niño diabético debe ser tratado por un equipo multidisciplinario constituido
por el pediatra, endocrinólogo, nutricionista, psicólogo, este último especialmente en los adolescentes cuando son más rebeldes en mantener un adecuado régimen nutricional y adherencia al tratamiento.
Antes de la era insulínica la sobrevida del niño diabético no sobrepasaba de tres a cuatro años. En la actualidad un niño tratado correctamente puede desarrollarse y tener un crecimiento normal, manteniéndose en un estado general igual que los otros niños.
Es importante vigilar las posibles complicaciones de todo paciente con DM. La angiopatía diabética (afectación de los vasos sanguíneos) es la complicación más común y más precoz y es la causa de la afectación de la retina (retinopatía) y los riñones (nefropatía). Todo niño con DM debe ser instruido en la aplicación de su tratamiento especialmente la insulina que se administra mediante inyecciones, la medición de su glicemia, y de los ajustes en su alimentación y estilo de vida.
Si has notado que tu niño repentinamente toma mucha agua, orina con frecuencia, ha perdido peso de forma inexplicable, apática, y pobre energía, es importante que lo comentes a su pediatra para que solicite los exámenes complementarios, el diagnóstico oportuno de la DM es vital para evitar complicaciones que pueden comprometer la vida del paciente.
Por María Gabriela Jiménez M
Especialista en Puericultura y Pediatría y Neuropediatría