
Mantener una higiene dental adecuada ayuda a controlar ciertas enfermedades generando beneficios innumerables en el organismo. Numerosos estudios han demostrado cómo la salud bucal y corporal puede relacionarse entre sí, por lo que sonreír y mostrar unos dientes blancos no es suficiente para manifestar cuán saludable se es. Practicar una buena higiene dental, aplicando correctas técnicas de cepillado, uso del hilo dental y control con el odontólogo cada seis meses según sea el caso, es el principio para mantener una salud óptima en general.
¿Qué le pasa a nuestro organismo si no atacamos las bacterias que habitan en dientes y encías? Según algunos estudios, de no controlarse adecuadamente estos microorganismos pueden generar algunas complicaciones como: enfermedades cardiovasculares, respiratorias, renales, diabetes, entre otros. Cabe resaltar que esas bacterias pueden viajar a través del torrente sanguíneo y convertirse en un peligro, sobre todo en personas con un sistema inmunológico débil.
¿Qué revela nuestra boca? El aspecto de los tejidos, color de la mucosa, resequedad y lesiones, color de la lengua, inflamación de encías, textura, entre otros aspectos, dejan ver cómo está la salud en general. Y, su odontólogo está en la obligación de prescribir diversos exámenes de rutina y remitirlo a un especialista en caso de sospechar alguna posible patología. Muchas veces el paciente puede presentar alguna enfermedad y no saberlo.
Medidas a adoptar
Además de acudir periódicamente a su odontólogo para hacerse una revisión general de la boca, dientes y encías como complemento a una excelente higiene y adecuado cepillado, es imprescindible tomar otras medidas para prevenir ciertas afecciones de salud.
Para empezar, poner en práctica un plan de alimentación que le ayude a ganar energías de acuerdo a su edad, sexo, estatura, peso y nivel de actividad física, avalado por un profesional en la materia. Hoy en día se habla mucho de la dieta cetogénica o Ketodiet (en inglés). Este régimen dietético implica un mayor consumo de grasas buenas (pistacho, almendras, nueces, maní, aguacate, semillas, maíz, aceite de oliva, mantequilla) y proteínas como las carnes magras, pescados, huevos, que se encuentran dentro del grupo de alimentos que evitan la pérdida de masa muscular.
Sin embargo, se restringen los carbohidratos, como el pan, arroz o pasta (por tener mucho almidón), incluso las legumbres para ser sustituidas por vegetales verdes o que tengan pocos carbohidratos y bajo índice glicémico pero muchas vitaminas y minerales como el calabacín, coliflor, lechuga, repollo, espinaca, espárragos, brócoli…
Mientras que el consumo de frutas y verduras es pequeño por la cantidad de azúcar natural que tienen. Cuando la dieta cetogénica procura reducir más de lo habitual los carbohidratos, una fruta pequeña al día es permitida pero, cuidado con el cambur y las uvas, son las más ricas en estos nutrientes. Las fresas y frambuesas son las más bajas en hidratos de carbono, también las moras, ciruelas, kiwis, entre otras.
Dejar de lado los azúcares que además de ocasionar problemas en el organismo puede generar daños en la salud bucodental y pérdida de dientes. No olvidar tomar al menos 8 vasos de agua para mantener hidratado el cuerpo, sobre todo en épocas de verano cuando el sol está fuerte.
Caminar o hacer ejercicios, preferiblemente los siete días de la semana, contribuye al bienestar mental, acelera el metabolismo, aumenta la energía y resistencia, disminuyen los riesgos de contraer algunas enfermedades y nos ayuda no solo a mantenernos en forma, sino a mantener nuestra boca saludable.
Un estilo de vida que según la página web www.monthlyhealth.org/es “al adoptar hábitos bucales sanos en casa, tomar decisiones inteligentes sobre la dieta y el estilo de vida y solicitar asistencia dental con regularidad, puede contribuir a que los dientes le duren toda la vida” y por ende mantenga una excelente salud en general.