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Sala de redacción.-
¿Quién es China, que hay detrás de su proceso de consolidación como potencia económica mundial?
Para responder las interrogantes, primero analicemos su régimen desde adentro, enfocándonos en los rostros responsables de su meteórico crecimiento económico, la fuerza laboral, sometida a diversos abusos y a condiciones de trabajo inseguras e inestables.
TRATOS A LA FUERZA LABORAL
Al visualizar a China, la vinculamos con palabras como “modernización”, “cambios” o “vanguardia”. De hecho, China es uno de los países que ofrece préstamos más competitivos e inversiones en infraestructura bajo la premisa de contribuir al desarrollo de los sectores postergados.
Sin embargo, no nos imaginamos que detrás de todo ese desarrollo industrial, hay una fuerza trabajadora que es sometida a condiciones muy pobres de trabajo.
En China suelen regirse bajo una modalidad de trabajo conocida como 996 (jornadas de 9 AM a 9 PM durante seis días a la semana). Y es claro pensar que en un mundo donde las necesidades tecnológicas y la economía evolucionan con rapidez, China busque superar a sus rivales y demostrar que ellos son quienes están “más desarrollados”.
Si se trata de trabajo local, existen empresarios que aprueban este método y lo ven como una bendición. Por ejemplo, para Jack Ma, fundador de Alibaba, una de las más grandes empresas de China, enfocada en el comercio electrónico, “los jóvenes deberían agradecer por este método”, tildando a aquellos que desaprueban este método como “perezosos”.
Antes, el desequilibrio en cuanto a las horas laborales era bien compensado económicamente, pero ahora que la competencia se ha multiplicado, los bonos prometidos se quedan en solo promesas y las empresas mantienen esa déspota modalidad laboral.
Pero los conflictos de los trabajadores de China no terminan allí. Su situación también es poco favorable en otros países, allí también resultan sometidos ante muy pobres condiciones de trabajo.
De acuerdo a lo reseñado por un artículo en China File, los obreros chinos destinados en Asia, África o el Caribe suelen trabajar 13 horas diarias, seis o siete días a la semana, sin que les abonen horas extra, muchas veces con sus pasaportes incautados por las empresas y en condiciones de seguridad deplorables que llevan a altas tasas de mortalidad.
Para China es más rentable llevar a sus empleados a otros países y que reciban menos de lo que deberían recibir según escala salarial del país extranjero al cual fue llevado a trabajar. En este punto, no solo terminan afectados los empleados chinos sino también los locales que terminan siendo desestimados.
Dentro del artículo mencionado anteriormente, publicado en China File, la situación en América latina, varia. En Suramérica vemos que la mayoría de los países ostenta límites constitucionales a la importación de trabajadores extranjeros, por lo que ha sido inusual ver obreros chinos allí. Por tal razón, las inversiones chinas han generado tensiones especialmente por el trato laboral de los trabajadores locales.
En el Caribe, menos exigente en términos laborales, China ha logrado imponer paquetes de financiamiento, materiales y obreros chinos para realizar las obras, como en el caso de la construcción en 2016 del Casino Baha Mar en Bahamas, en el cual trabajaron 4.100 chinos en pobres condiciones, mientras el país atravesaba una fuerte crisis de desempleo.
PAÍSES QUE DEBEN MILLONES DE $ A CHINA.
BBC Mundo explica en un articulo publicado en el 2019, que los países latinoamericanos que mayor deuda tienen con China son Venezuela, Brasil, Ecuador, Argentina y Bolivia. Su préstamos oficiales ayudan al país a ganar influencia política en sus inversiones en países Latinoamericanos. La deuda total entre los referidos países asciende a más de 133 millones de dólares, siendo Venezuela quien posee casi la mitad de la deuda
¿Pero qué ganan con prestarle a estas naciones?
Expertos coinciden que buscan suministro de recursos y materias primas, además de desarrollar nuevos mercados para sus propias mercancías. El mejor ejemplo es que Pekín permite a Caracas regresar este crédito en forma de petróleo. Lo que beneficia al país asiático para asegurar el suministro de recursos naturales y garantizar el pago en caso de alguna crisis económica.
Para el 2019 la deuda con China se posicionaba de esta forma
Venezuela : 67 millones de dólares
Brasil: 28.900
Ecuador: 18.400 millones
Argentina 16.900 millones
Bolivia: 2.500 millones