Galicia, tierra de encantos. Sus paisajes, su muy amplia gastronomía son reconocidos mundialmente. Productos como su tierno y muy gustoso pulpo, es algo que todos hemos disfrutado al igual que los mejillones, las almejas o las zamburiñas.
Las ostras y los frescos pescados son únicos y la carne de res de esta zona, está entre las mejores del mundo, esto sin olvidar el refrescante vino de Albariño.
Los Pimientos de Padrón, el Queso de Tetilla de San Simón o el Queso del Cebreiro, las Tarta de Santiago y de Mondoñedo, son alguno de sus productos insignias. Sus sube y baja paisajes, sus ríos y acantilados son un espectáculo a la vista. Solo con esto, sería suficiente para decir que Galicia es tierra de encantos.
Pero a pesar de ser esta sección en el periódico, de gastronomía, dejaré para otra oportunidad el relato sobre miexcelente y económica experiencia gastronómica en mi última visita a Vigo, para hablar más bien, de lo que realmente hace de esta tierra un encanto… su gente, los gallegos!
Como venezolanos, estamos muy familiarizados con ellos. Todos tenemos un gallego amigo que conocemos por su humildad y su increíble condición de trabajo.
En este viaje me reencontré con ellos, pero esta vez en su patio y no en el mío. En su tierra, donde, desde tu llegada, te hacen sentir bienvenido, gran parte se debe, porque eres venezolano.
Les confieso con pena, que me había tocado en varias oportunidades decir que “vengo de Latinoamérica”, por eso de no escuchar más, sobre la pena que estamos viviendo. Que me preguntaran el porqué no hacemos nada, como si no lo hubiéramos hecho o, cayéramos en esa conversación de lástima que te hace sentir de una manera tan extraña que no se describir.
Vamos a estar claros, lo que hemos vivido los venezolanos, no es fácil explicar y mucho menos entender. Mejor, es pasar desapercibido y dejar eso que no es necesario que te recuerden a un lado. Pero por primera vez en tantos viajes (inclusive a España) sentí nuevamente ese orgullo que me habían arrebatado y en varias oportunidades, se me erizaron los pelos de la piel.
La mayor parte de los emigrantes españoles que se fueron a nuestra tierra en busca de una oportunidad de vida mejor, fueron de Galicia, así que es muy común, encontrarte con un gallego que vivió en Venezuela o, tienen algún familiar directo que lo hizo, pero cosas como: “no conozco Venezuela, pero mis padres siempre me han dicho que todo lo que tenemos se lo debemos a ustedes, gracias” me hicieron sentirme orgulloso mientras tenia los pelos parados de punta.
En otra oportunidad, un taxista me entrego su tarjeta, no para que lo llamara si necesitaba un taxi, sino para que la tuviera a mano si necesitaba lo que fuera, haciéndonos saber, que teníamos un amigo en Vigo. Para pararse los pelos.
En un bar, nos regalaron los tragos, porque sus tíos que tan bien hablaban de Venezuela, habían vivido en nuestra tierra. Comentarios como “los venezolanos son muy trabajadores” refiriéndose a la cantidad de nuestros paisanos trabajando en esas tierras o, los venezolanos siempre están dispuestos a todos, con sinceridad les digo que me pararon los pelos!
No paso un día que en nuestro paseo no nos encontráramos a un paisano trabajando con empeño y no pasó un solo día sin que un gallego nos dijera algo bueno al nosotros con orgullo decir que éramos venezolanos.
Galicia es sin duda una región afortunada, cargada de exquisiteces gastronómicas, paisajes maravillosos pero sobre todo, de gente buena, trabajadora a las que llamamos ¡Gallegos!
¡Galicia y sus gallegos!
Recuerden, vivan la experiencia en positivo y disfruten los resultados!
Manuel E. Guzmán-López
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