Fotografía cedida hoy por Ballet Support Foundation (BSF) donde aparecen los bailarines Ludmila Pagliero y Mathieu Ganio durante una de sus interpretaciones en el Ballet de la Ópera de París, que traerán al programa 'Holiday Season With Ballet Stars' en Miami, Florida (EE.UU). EFE/Ballet Support Foundation
Miami, 29 nov (EFE).- Estrellas del ballet mundial como la argentina Ludmila Pagliero, la rusa Natalia Osipova o el estadounidense Aran Bell protagonizan este miércoles y jueves en el Adrienne Arsht Center de Miami una selección de coreografías que muestran el poder de la danza para trasladarnos, por unas horas, a otra realidad.
El programa ‘Holiday Season With Ballet Stars’, producido por Ballet Support Foundation (BSF), supone una oportunidad única para ver en vivo a grandes talentos como Osipova, ‘prima ballerina’ (primera bailarina) en el Royal Ballet de Londres, o Pagliero (1983), la primera bailarina no europea en convertirse en ‘Etoile’ (estrella) del Ballet de la Ópera de París.
“El ballet es un lenguaje internacional de amor, paz y amistad. Y este programa con bailarines de todo el mundo es un testimonio de ello”, dijo en un comunicado Lola Abigail Koch, exbailarina y fundadora del BSF, con sede en Nueva York.
La argentina Pagliero protagonizará ‘L’histoire de Manon’, generalmente conocida como ‘Manon’, un ballet coreografiado en 1974 por Kenneth MacMillan y basado en la conocida novela de 1732 ‘Manon Lescaut’, del abate Prévost.
La estrella hispana del París Opera Ballet bailará también ‘Le Parc’, creado en 1994 por el coreógrafo Angelin Preljocaj para esta compañía, otra historia de amor, al igual que ‘Manon’, en la que el ‘paso a dos’ que interpreta junto a su pareja, titulado ‘El abandono’, es el “momento culminante entre un libertino y una mujer idealista, en un beso final”, como dijo Pagliero en una entrevista con EFE.
Un arte que conmueve
Esta primera bailarina que destaca la “pasión y el rigor” como las dos principales cualidades que debe poseer quien quiera convertirse en bailarín o bailarina, afirma con rotundidad que el ballet “seguirá siempre presente”, ya que es “un arte que conmueve por su particularidad y su poder de llevarnos durante unas horas a otra realidad”.
La bailarina, de 40 años, que cursó estudios en el Instituto Superior de Artes y Teatro de Buenos Aires, su ciudad natal, reconoce que llevar el título de ‘etoile’ por el Ballet de la Ópera de París le comportó “más responsabilidad y más conciencia” sobre las proposiciones artísticas que escoge.
Preguntada qué es lo más duro y lo más gratificante en la carrera de una bailarina, admite que el “trabajo frente al espejo, frente al reflejo de tu propia imagen” es lo más arduo.
Pero se trata de una labor necesaria, ya que, precisa la bailarina de ascendencia italiana, española y checa, “nos permite no solo corregirnos”, sino entender que un bailarín debe aceptar la imagen que proyecta, “con sus defectos y virtudes”.
Para alcanzar este nivel de madurez artística solo hay un camino: “Saber despegarnos de esa imagen, tener confianza en la mirada del maestro para poder concentrarnos más en la música, en lo que sentimos y lo que queremos expresar” en la danza, afirma.
Disciplina, sinceridad y kinesiología
En esa búsqueda de perfección y depuración artística, la diva argentina se aferró desde sus comienzos a “la sinceridad, la simplicidad” en su trabajo, a tratar de ser lo más fiel posible a la obra, al coreógrafo y la música.
Por supuesto, su papel de gran estrella del ballet le exige a diario un duro entrenamiento y una disciplina, además del cuidado de su cuerpo. Clases por la mañana, ensayos por la tarde y función por la noche es la rutina. Acompañados de tratamientos de kinesiología para el bienestar de su cuerpo.
Siente Pagliero admiración por figuras como Mijaíl Barýshnikov (bailarín letón de origen ruso), Maya Plisétskaya (una de las máximas bailarinas del ballet ruso del Teatro Bolshói) o la francesa Sylvie Guillem.
Y animó a las compañías de ballet iberoamericanas a “seguir construyendo puentes e intercambios” que permitan a muchos artistas, que deciden “quedarse en sus países originarios, progresar y alimentarse de nuevas visiones”.
Por su parte la rusa Osipova (1986), nacionalizada británica y primera bailarina en el Royal Ballet, celebrará sus diez años en esta compañía del Covent Garden londinense con el estreno mundial de ‘Ashes’ una obra coreografiada por su esposo, Jasdon Kittelberg, que interpretarán juntos.
De igual modo, la Compañía de Danza Contemporánea del Kibbutz de Israel presentará ‘Hasta que encontremos nuestro lugar’, del director artístico Rami Be’er, ejecutada por Orin Zvulun y Francesco Cuoccio, que se basa en la “búsqueda de un lugar que se identifique como hogar, parte de la experiencia existencial de todo ser humano”.
Christine Shevchenko, nacida en Ucrania y actual directora del American Ballet Theatre, bailará, junto al estadounidense Aran Bell, primer bailarín de la compañía, ‘White Swan’ y ‘Summer Pas’, de Alexei Ratmansky.
La bailarina solista Mira Nadon y bailarín principal Peter Walker, del New York City Ballet, protagonizarán el festivo ‘El cascanueces’, y Xin Ying, china de origen, y el inglés Lloyd Knight, ambos de la Compañía de Danza Cotemporánea Martha Graham, bailarán ‘Conversation of Lovers’ (‘Conversación de amantes’), entre grandes bailarines que se han unido a esta celebración.
Emilio J. López