
Cada 8 de agosto, se celebra el Día del Orgasmo Femenino en el mundo. Hay muchas teorías sobre el origen de esta conmemoración, aunque se le atribuye mayormente al brasileño José Arimateia, concejal de Esperantina, situada en el estado Piauí, quien impulsó una ley para que todos en su pueblo se esforzaran para que sus respectivas parejas alcanzaran el placer máximo sexual
El político se basó en una estudio realizado por alumnos del Universidad Federal de Piauí, en donde se reveló que el 28% de las mujeres de esta región eran incapaces de llegar al orgasmo o tenían dificultades para lograrlo. “Es una cuestión de salud pública”, dijo el funcionario según un artículo publicado por Folha de Sao Paulo. Y agregó: “En el interior del Nordeste [brasilero], es difícil abrir la cabeza de una mujer para que ella luche por su placer”.
Actualmente, el orgasmo es un tabú tanto para hombres como para mujeres. Los datos reflejan que 8 de cada 10 hombres creen que su pareja alcanza el clímax, pero tan sólo un 30% de ellas confirman que esto sea verdad.
Pero, ¿qué ocurre cuando se llega al punto máximo?
Al alcanzar el orgasmo, el cerebro libera dopamina, oxitocina y serotonina, esta última conocida como la hormona de la felicidad. Es importante destacar que el cerebro es el responsable y el principal encargado de la estimulación del flujo sanguíneo, la frecuencia cardíaca y respiración y además tener orgasmos fortalece el sistema inmune y actúa como un analgésico natural.
En las personas sexualmente activas, el sexo ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares y un estudio de la Universidad Estatal de Oregón, en Estados Unidos, ha demostrado que tener un orgasmo al día aumenta notablemente la actividad laboral, además mejora la memoria.
Al contrario de la creencia popular solo existen dos tipos de orgasmo: el vaginal y el clitoriano, aunque las mujeres pueden alcanzar distintas sensaciones mediante otros estímulos.