Estados Unidos pidió a Corea del Norte desmantelar todos los campos de prisioneros y liberar a los 120.000 presos políticos.
Esta petición fue realizada por el enviado de Estados Unidos al Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, Suiza, Mark Cassayre, quién instó a las autoridades norcoreanas a que permitan la entrada de trabajadores humanitarios al país.
Asimismo, pidió en representación de su país que Pyongyang establezca protecciones contra las detenciones arbitrarias que garanticen el debido proceso y un juicio justo, así como acceso irrestricto a observadores internacionales.
También reclamó una reforma del código penal del país para descriminalizar la posesión y distribución de textos religiosos.