
Riesgo es la posibilidad o vulnerabilidad de que se produzca un contratiempo o una desgracia, de que alguien o algo sufra perjuicio o daño, en este caso, de cáncer de seno. Basados en este marco referencial, debemos conocer que todos, incluidos los hombres, estamos en algún nivel de riesgo de padecer cáncer de seno. Existen factores que aumentan el riesgo, y de ellos hay algunos que podemos modificar, ¡otros que no! Así mismo existen factores de disminución de riesgo. Es importante conocer algunos de ellos para manejarlos a nuestro beneficio.
La edad es el factor de riesgo más común, a medida que aumentamos en edad, el riesgo de cáncer de seno aumenta, de acuerdo con la American Cancer Society, la media de edad al momento del diagnóstico es ligeramente menor para las mujeres de raza negra (60 años) en comparación a la media entre mujeres de raza blanca (64 años) (1). ¡Este factor no se puede modificar, ya que irremediablemente a todos nos toca cumplir el mandato del envejecimiento! De ahí nace la importancia del diagnóstico temprano usando herramientas como el mamograma y el autoexamen.
Los eventos relacionados a la vida reproductiva también influyen: el inicio temprano de las menstruaciones, así como una menopausia tardía se consideran factores de incremento de riesgo, debido a que probablemente se aumentan los años de exposición del tejido mamario a la influencia de las hormonas femeninas. Así mismo, el primer embarazo a temprana edad influye, ya que las mujeres que tienen su primer embarazo a término antes de los 20 años corren aproximadamente la mitad del riesgo de desarrollar cáncer de seno que las mujeres que tienen su primer embarazo después de los 30 años. El tener más de un hijo también está asociado con un menor riesgo de cáncer de seno.
La lactancia materna prolongada también puede ayudar a reducir el riesgo de cáncer de seno. Se cree que el embarazo y lactancia subsecuente a temprana edad protege contra el cáncer de seno debido a la maduración temprana de las células mamarias, lo que puede reducir su sensibilidad a la hormona estrógeno y a otros factores ambientales (2)
El estilo de vida también influye: un índice de masa corporal >30 es factor de riesgo en mujeres después de la menopausia, lo cual también se ha asociado a una disminución de la actividad física. La American Cancer Society recomienda que los adultos tengan de 150 a 300 minutos de actividad física de intensidad moderada o de 75 a 150 minutos de intensidad vigorosa por semana (o cualquier combinación de ambas que resulte equivalente). Lograr o sobrepasar el límite superior de los 300 minutos semanales sería lo ideal. (3) La actividad física también disminuye el riesgo de demencia, ¡así que el caminar, practicar deportes, nadar o bailar también alejan el fantasma del cáncer y problemas cognitivos de nuestras vidas!
No hay cantidad de alcohol segura: El consumo de alcohol está relacionado con un aumento en el riesgo de desarrollar cáncer de seno. Cuanto más alcohol se consume, mayor es el riesgo. (3)
Fumar se ha relacionado con un aumento en el riesgo de desarrollar cáncer de seno, especialmente en mujeres premenopáusicas más jóvenes. La exposición prolongada al humo del tabaco puede causar mutaciones (cambios en los genes) que pueden permanecer en el cuerpo durante años, aumentando el riesgo de cáncer de seno. Fumar también está relacionado con cánceres más agresivos. (4)
En la siguiente edición, revisaremos otros factores de riesgo importantes, incluyendo la influencia de la historia de cáncer en la familia. ¡Manténgase conectado! El análisis del riesgo de cada individuo depende de estos y muchos otros factores. De ahí la importancia del estudio personalizado de su riesgo particular de padecer la enfermedad.
(1) https://www.cancer.org/es/cancer/tipos/cancer-de-seno/acerca/que-tan-comun-es-el-cancer-de-seno.html
(4) https://www.breastcancer.org/es/riesgo/factores-riesgo/tabaquismo