
Venezuela vive una guerra sin que hayan acciones concretas y contundentes para evitar más derramamiento de sangre. Alrededor de 80 muertos y miles de heridos es el reporte al cierre de esta edición.
Las protestas tienen varios aristas: la severa crisis económica, el desconocimiento de la Asamblea Nacional por los demás poderes públicos y, no menos importante, el proyecto de cambiar la actual Constitución, que no será refrendado por el pueblo sino que estará a cargo de constituyentistas escogidos en elecciones de segundo
grado por organizaciones chavistas.
Dicha ANC podrá profundizar el modelo socialista, revocar a funcionarios, terminar de desconocer a la actual Asamblea Nacional, institucionalizar las elecciones de segundo grado (como se hace en Cuba) y minimizar aún más las opciones de una verdadera alternabilidad democrática.
Ante tal amenaza, las protestas en contra de Nicolás Maduro se han radicalizado, incluso hasta destacados dirigentes chavistas se han pronunciado en contra, pero no pareciera importar muchos sectores fuera de Venezuela, quienes hacen llamados estériles a un "diálogo" estéril.
Las prioridades en Venezuela son: Abrir el canal humanitario para ayudar al pueblo con alimentos y medicinas, reactivar el aparato productivo, flexibilizar el control cambiario, evitar la represión al pueblo, aplicar la justicia y respetar la Constitución vigente, lo que incluye el reconocimiento de la actual Asamblea Nacional. Solo así se iniciarán los primeros pasos para lograr la ansiada paz.
Hace falta una mediación internacional vinculante (no simples observadores), tal como se ha hecho en otros países con conflictos internos. No se trata de una "invasión imperialista", como lo ha dicho el Gobierno de Maduro, sino una alternativa legal para beneficiar al pueblo venezolano, evitar más derramamiento de sangre y lograr una efectiva reconciliación.
EV Houston
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