
Venezuela no había experimentado una crisis interna tan grave desde las Guerras Federales del siglo XIX. Ha sido, hasta la fecha, la única guerra civil y también más costosa en pérdidas humanas de Venezuela: murieron más de 100 mil personas en una nación con menos de 50 años de independizada que no llegaba al millón de personas.
Lamentablemente, la patria de Simón Bolívar se encara ante un nuevo conflicto interno de pronóstico reservado si no se logra salvar a tiempo la República. La instalación de un modelo comunista, planteado por el Gobierno venezolano, marcaría la "línea roja" que separaría la historia de Venezuela en un antes y un después.
Los vientos de guerra soplan con más fuerza y las esperanzas de paz se alejan más y más a medida que el Gobierno refuerza su carácter autocrático, con pleno dominio de poderes y recesión económica. Tal es la crisis que muchos simpatizantes del expresidente Hugo Chávez han marcado distancia con Nicolás Maduro y se unen a las mismas voces de protesta de sus históricos adversarios políticos de la Mesa de la Unidad Democrática.
La solución en Venezuela debería venir por la vía pacífica e institucional, pero a medida que el Gobierno desconoce más y más la voz del pueblo, es urgente que la comunidad internacional tienda la mano a esta nación que, hace poco más de 200 años se entregó de lleno por la libertad de América Latina.
Venezuela está en el epicentro mundial. El mundo libre exige a Nicolás Maduro que respete la decisión de más de 7 millones de venezolanos. Negar esta realidad es empeorarlo todo. ¡Los venezolanos merecen y exigen vivir en paz!
EV HOUSTON
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