
Lo que muchos ya daban por un hecho se cumplió tal cual. El gobierno de Nicolás Maduro, calificado como "dictador" por la Casa Blanca, instaló la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente (ANC) en medio de uno de los fraudes electorales más escandalosos de la historia. Pese a las peticiones extranjeras y las protestas contra Maduro, el oficialismo venezolano se las jugó y se salió con las suyas… "por ahora", como dijo el difunto expresidente Hugo Chávez.
Aunque la Carta Magna dice que la ANC solo tiene como función redactar un nuevo texto constitucional, ha asumido funciones de "vengador" y ya eliminó la primera figura disidente del chavismo: la Fiscal Luisa Ortega Díaz, cumpliendo una de sus promesas.
En medio de este "despecho poselectoral, el Consejo Nacional Electoral (acusado de haber hecho fraude por la compañía Smartmatic) convocó a elecciones regionales.
La oposición acordó participar en medio de las fuertes críticas, pero aquí entra el dilema: si participa estaría dando legitimidad a un CNE viciado, pero si no participa entonces se perdería la gran oportunidad de ganar la mayoría de las gobernaciones y alcaldías. Esto sin mencionar que la ANC pudiera suspender dichos comicios si confirma que la oposición está ganando.
Para aderezar el panorama político, ya se produjo el primer alzamiento militar donde los rebeldes supuestamente se llevaron casi todo el arsenal bélico en el Fuerte Paramacay. ¿Cuál será el destino de esas armas? ¿Se está atrincherando la llamada "resistencia civil"?
Así de incierto está el panorama político, económico y social de Venezuela.
EV Houston
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