
El reciente atentado terrorista en Bruselas, donde murieron más de 34 personas, entre ellas ciudadanos de este país, reaviva el debatido tema de la seguridad y, por supuesto, no faltan los analistas que tratan de matizar la escalada violenta del autopoclamado “Estado Islámico” como “consecuencia de la intromisión de Occidente en el Medio Oriente”.
Hay quienes critican que, supuestamente, solo damos “relevancia” a los ataques terroristas en Francia o Bélgica pero no hay mayor impacto mediático con hechos similares que con frecuencia ocurren en Irak, Siria, Líbano o como el sucedido en un parque infantil de Paquistán donde medio centenar de cristianos fueron asesinados mientras celebraban la Pascua de Resurrección.
No se trata de que la vida de unos sea más valiosa que otros sino un fenómeno ampliamente estudiado y comprobado llamado Identidad Social, desarrollado por los psicólogos sociales Henri Tajfel y John Turner, en la cual “los seres humanos tendemos a categorizar a los demás, y a nosotros mismos, en base a similitudes: raza, religión, género, etc. Nos identificamos con las personas que son similares a nosotros y hacemos de esa identidad social parte de nuestro autoconcepto”.
La Identidad Social no justifica ningún delito, simplemente explica por qué reaccionamos de una forma u otra ante desgracias ocurridas en nuestra zona, un país vecino o alguna comunidad de la cual nunca antes hayamos escuchado de su existencia.
Por supuesto que estamos en contra de cualquier ataque contra la vida humana, pero se puede explicar científicamente por qué nosotros, en Occidente, nos sintamos más afectados por lo que le sucedan a nuestros “pares”.
Además, tales hechos deplorables nos recuerda que vivimos en un país lamentablemente blanco de las amenazas de fundamentalistas. Es menester reforzar nuestros mecanismos de seguridad y prevención pero sin caer en “cacerías de brujas”. No podemos caer en generalizaciones porque, al final de cuentas, cuando un terrorista decide inmolarse no se asegura de “salvaguardar” a los que se parezcan a él sino que se lleva por delante a cuantos sean necesarios.
El terrorismo no debe ser etiquetado como “musulmán”, “cristiano” o de cualquier otra índole… ¡Es terrorismo! Es implantar forzadamente una ideología a través del terror. El terrorismo, bajo cualquier aspecto, es injustificado. La única vía saludable para sembrar nuevos pensamientos y modelos sociales es a través del debate, el intercambio de ideas y la vía democrática.
EVHouston
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