La campaña presidencial de Estados Unidos va agarrando forma a medida que se realizan las primarias. Aunque todavía falta camino para definir quiénes serán los candidatos de los partidos Demócrata y Republicano, cada uno de ellos han presentado ofertas electorales bien definidas y diferentes aún dentro de cada opción partidista.
Llama poderosamente la atención cómo buena parte del electorado estadounidense se ha inclinado por dos opciones: una ultraradical y otra socialista.
Por supuesto que siempre han habido corrientes socialistas dentro de Estados Unidos, una nación considerada como la “madre mundial del capitalismo”, solo que hablar de socialismo en un país que ha crecido gracias, en buena parte, al poderío económico de las corporaciones y del modelo capitalista es una contradicción bien singular.
En el otro extremo está el ultraconservadurismo xenofóbico que va en una especie de “cacería de brujas” en contra de los inmigrantes, quienes precisamente forman parte del motor económico de nuestra nación, hasta el punto de proponer la construcción de un gigantesco muro que separaría Estados Unidos de México como la “solución” a los problemas de inseguridad.
Lo llamativo de todo esto es que muchos, muchísimos electores han expresado su respaldo a ambos extremos. Estamos ante una contienda electoral que ha “desnudado”, por decirlo así, cómo piensa buena parte de los ciudadanos de este país construido en un sistema capitalista y con el apoyo de inmigrantes.
Hay que tener cuidado con los extremos. Vean el caso de Venezuela y otros países latinoamericanos que, cansados por tanta exclusión social, eligieron “mesías” socialistas que lo único que hicieron bien fue modificar las estructuras legales para perpetuarse en el poder e imponer un capitalismo de Estado que ha terminado en corrupción, pobreza y, lo peor de todo, que para el pueblo ha sido muy cuesta arriba poder librarse de ellos.
La actual campaña presidencial de Estados Unidos va más allá de una simple escogencia de candidatos sino de una discusión interna del modelo de país que queremos.
Es evidente que los estadounidenses quieren un liderazgo en la Casa Blanca que tome en cuenta a un grueso de personas que batallas con la pobreza, la exclusión, la desigualdad y la inseguridad pero tampoco hay que dejarse arrastrar por “melodías mesiánicas” de ambos extremos como el flautista de Hamelín. ¡Mantengamos la sensatez!
EV Houston
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