EV Houston regresa en su edición impresa luego de unas merecidas vacaciones decembrinas, para seguir llevándoles las informaciones más resaltantes, nuevos artículos especializados y los análisis más acertados dirigidos a la comunidad hispana de esta grandiosa Ciudad Espacial.
Lamentablemente este 2015 inicia con una dura realidad en Venezuela: la escasez de alimentos y demás artículos de primera necesidad se ha agudizado. Ahora se está sintiendo con más fuerza en Caracas, ciudad “protegida” por el Gobierno para mantener al pueblo en calma. Las protestas, saqueos y detenciones son rutinarios.
Es triste decirlo, pero Venezuela es el país de las colas. A mediados del siglo pasado, este país fue testigo de la larga cola de europeos en el puerto venezolano de La Guaira, quienes huyeron del caos que dejó la Segunda Guerra Mundial para rehacer su vida en esta Tierra de Gracia. Hoy, Venezuela sigue siendo el país de las colas pero con doble propósito: miles de personas esperando su turno en los supermercados para comprar “lo que hay” y, también, largas filas de venezolanos en los aeropuertos huyendo de esa ignominiosa realidad.
En los últimos cinco años las colas se han convertido en una institución en Venezuela. Forma parte integral de los venezolanos. Algunos recuerdan con nostalgia aquellos tiempos de la “Cuarta República”, tan cuestionada por el actual Gobierno, donde había suficiente producción nacional de alimentos como para mantener abarrotados los supermercados. Ahora la gente hace colas sin saber ni siquiera qué va a comprar… ¡si es que logra conseguir algo!
Y, por supuesto, la espera en las colas bajo el agotador calor de esas latitudes caribeñas genera toda clase de angustia, conflictos y frustraciones. Ahora el “bachaqueo”, que viene del paciente trabajo de los bachacos y hormigas por arrasar con todo, se ha convertido en un nuevo oficio de muchos venezolanos que se ganan la vida comprando los pocos artículos disponibles y revendiéndolos a precios galácticos.
La cola es señal inequívoca del socialismo. Ningún país socialista ha escapado de la escasez de recursos propios y, en consecuencia, largas colas de personas tratando de comprar lo que sea.
¿Por cuánto tiempo durará este suplicio? Tal como dijo la “Dama de Hierro” Margaret Thatcher en 1976: “El socialismo fracasa cuando se acaba el dinero… de los demás”.
Con la abrupta caída de los precios del petróleo, el Gobierno venezolano está caminando en la cuerda floja. No se aprovechó la bonanza petrolera con un barril de crudo por encima de los 100 dólares. La gran paradoja de este socialismo venezolano es que no puede sobrevivir sin el capitalista dinero, que es necesario para atender a un pueblo que se acostumbró a las dádivas. No se “sembró el petróleo” como aconsejó Arturo Úslar Pietri en 1936.
No obstante, expertos auguran que las colas seguirán en Venezuela por un tiempo más, incluso después de un eventual fin del sistema socialista. El daño es serio y tomarán años para que el país recupere los niveles productivos anteriores.
La comunidad venezolana en Houston sigue con angustia esta realidad que sufren sus familiares y amigos que dejaron atrás, y este medio de comunicación les mantendrá informados, en nuestra edición impresa, página web y redes sociales, sobre todos estos acontecimientos históricos que marcan esa hora aciaga de la patria de Bolívar.
EV Houston
[email protected]