
La decisión de emigrar hacia otras tierras es un asunto muy personal y cada quien tiene sus razones. Lo cierto es que todo inmigrante tiene una segunda oportunidad en la nación anfitriona y ya eso es razón suficiente para ser agradecido.
Al mismo tiempo, sería muy mezquino pretender olvidar sus raíces ya que, para bien o para mal, en su país de origen dieron los primeros pasos, aún viven sus familiares y amigos, recibió educación, en fin, donde llegó a ser lo que hoy es.
Por tales motivos, es necesario mantener la unidad entre hermanos hispanos, y muy en especial si son compatriotas. Es cierto que los inmigrantes tienen que conocer la nueva cultura que los rodea, aprender un nuevo idioma, amar y crecer con el país anfitrión, pero al mismo tiempo mantener la perspectiva con respecto a sus orígenes.
Lamentablemente algunos inmigrantes en Estados Unidos se van a ambos extremos, olvidando que están en un punto intermedio: están aquí pero siguen siendo hispanos, y esa condición nunca la podrán borrar de sus vidas.
No vale la pena caer en discusiones estériles sobre comparaciones entre el pasado y el presente. En vez de "pasarse el switch" sobre nuestros orígenes o insistir en que "lo pasado era lo mejor", lo más sensato es ubicarse en el nuevo contexto social. Al final de cuentas, la decisión de haber emigrado es de cada quién, por lo tanto, nadie tiene la culpa de sus actuales inconformidades.
Al final de cuentas, todos los hispanos nos une las misma raíz cultural, en esencia somos una sola patria. Apoyémonos mutuamente, mantengamos nuestra conexión con nuestro pasado y aprendamos a crecer en este hermoso presente que Estados Unidos nos ofrece.
EV Houston
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