
Houston ya no es aquella ciudad anglosajona de principios del siglo pasado sino que ha dado paso a una amalgama fascinante de culturas. La presencia hispana es muy fuerte y por todos lados se escucha el español en toda su variedad de dialectos nacionales.
Una muestra de ello es la creciente cantidad de empresas de servicios que ofrecen atención bilingüe inglés-español a los usuarios. Cada vez hay más compañías texanas que, entre sus opciones telefónicas, colocan la opción de conversar con algún agente en español, así como en muchos restaurantes, comercios de toda índole, hoteles, museos, centros de salud y enseñanza, y muchas más. Por todas partes hay alguien hablando en español.
Lejos de ser un problema, la presencia latina en Houston es una gran bendición. Esta ciudad posee una ubicación geográfica muy envidiable por ser puerta de entrada a Estados Unidos desde el sur.
El estudio “Shared Prospects: Hispanics and the Future of Houston”, realizado por el Kinder Institute for Urban Research de la Universidad de Rice y que es analizado en este periódico que tiene en sus manos, ratifica la importancia hispana en la vida de la ciudad. La mayor parte de la población juvenil de esta metrópoli, lo que significa que en un futuro no muy lejano, de apenas unos cuántos años, Bayou City tendrá un perfil muy latino.
Por lo tanto, es prioritario que los gobernantes y legisladores de esta gran nación tengan muy en cuenta la presencia e impacto de los hispanos.
Esta reflexión conlleva necesariamente al proyecto del presidente Barack Obama de reformar el sistema migratorio que, entre sus primeras consecuencias, sería la protección de más de cinco millones de indocumentados, además de otros beneficios para los inmigrantes que mantengan su estatus legal en el país.
No obstante, la inclinación de la balanza a favor de los republicanos en el Congreso supondrá una inevitable lucha entre ambos poderes políticos. Obama dijo que hará valer sus facultades legales para aprobar dicha reforma luego de seis años en la Casa Blanca tratando de lograr un consenso, mientras que los republicanos amenazan con vetarle otros proyectos y financiamientos si se atreve a hacerlo.
Analistas recomiendan a Obama mantener abierto el diálogo con los opositores si no quiere terminar su mandato con las mismas dificultades que tuvieron sus antecesores reelectos Ronald Reagan, Bill Clinton y George W. Bush. Lo importante es que ambos sectores políticos logren las decisiones que beneficien a las mayorías.
Hay que tener en cuenta que Estados Unidos es un país de inmigrantes. Aquel famoso “sueño americano”, idea expresada por primera vez en 1931 por el historiador estadounidense James Truslow Adams, se convirtió en sinónimo de libertad y progreso que atrajo a millones de personas de todo el mundo, particularmente hispanos. Estados Unidos se posicionó como el gran país de las oportunidades, y esa buena imagen debe seguir manteniéndose.
Beatriz Isava-Cardozo
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