La búsqueda de los desaparecidos en el alud de escombros ocurrido en la ciudad de Shenzhen (sur de China) el pasado domingo recibió hoy una inesperada luz de esperanza con el rescate de un superviviente que llevaba 67 horas enterrado.
Este hallazgo y el de cinco cadáveres sitúa en 70 la cifra oficial de desaparecidos a los que los equipos de salvamento siguen buscando en una extensión de unos 380.000 metros cuadrados, que quedaron sepultados después del desprendimiento de una montaña de escombros aledaña a un parque industrial de Shenzhen.
Pasadas más de 72 horas desde el alud de residuos, el periodo considerado crucial para rescatar a las personas con vida, más de 5.000 efectivos y 190 excavadoras continúan trabajando en las labores de rescate a la espera de dar con más casos como el de Tian Zeming, el joven superviviente que se convirtió en el héroe del día.
Tian, un trabajador inmigrante de 21 años, quedó sepultado bajo ocho metros de escombros en un agujero parcialmente cubierto por una puerta, pero con entradas de oxígeno.
Alimentándose con las pipas de girasol y pomelos que cayeron junto a él, dando golpes con una piedra para que los equipos de rescate supieran donde estaba y pensando en su madre, el joven logró mantener la consciencia hasta que fue rescatado.
Según informó el diario Shenzhen Special Zone Daily, el joven padece una fuerte deshidratación, tiene varios huesos rotos y los médicos temen que pueda perder su pie derecho, después de que su tobillo quedara atrapado entre los escombros.
Tian contó a los equipos que le rescataron que cerca de él había otro superviviente, aunque cuando llegaron hasta donde les indicó lo encontraron ya muerto.
Horas más tarde, la televisión oficial CCTV anunció la recuperación de otros cuatro cadáveres.
Así, son ya cinco los fallecidos confirmados en el desprendimiento de Shenzhen -este martes se halló el primer cuerpo sin vida-, mientras que hay al menos 16 hospitalizados, según CCTV.
Los equipos de salvamento escucharon sonidos de movimiento en otro punto de la zona sepultada, pero cuando alcanzaron desenterraron los seis metros de escombros, vieron que se trataba de una gallina que había sobrevivido al alud bajo un bloque de cemento, señaló el diario South China Morning Post.
La avalancha de arena y residuos, que en algunos puntos llegó a tener diez metros de profundidad, afectó a 33 edificios, entre ellos 14 fábricas, dos edificios de oficinas, una cantina, tres inmuebles de dormitorios y 13 construcciones de baja altura.
Además, el desprendimiento rompió una conducción que transportaba gas natural de China a Hong Kong, lo que obligó a su propietaria, la estatal Petrochina, a realizar trabajos de vaciado y limpieza para prevenir posibles explosiones.
Aunque en un principio se atribuyó el alud a causas naturales, posteriormente se ha denunciado que la zona era un vertedero de desechos de obras que había superado su capacidad hacía varios meses, lo que ha llevado a las autoridades a una investigación de todas las escombreras de Shenzhen.
La revista económica Caixin reveló hoy que la constructora Luwei Property, a la que el gobierno municipal adjudicó la gestión de la escombrera en agosto de 2013, subcontrató a otra empresa, Shenzhen Yixianlong Investment Development, para que se hiciera responsable de sus operaciones, de sus beneficios o pérdidas, y de cualquier accidente que pudiera ocurrir.
La policía china detuvo en la tarde de este martes a un vicepresidente de Yixianlong, informó hoy la oficial
Radio Nacional de China.
El desprendimiento ocurrió el domingo 20 de diciembre en un parque industrial de Shenzhen, una de las ciudades más prósperas de China.
Con unos diez millones de habitantes, esta urbe vecina a Hong Kong es un producto de las reformas económicas aperturistas iniciadas en el país hace más de tres décadas y es también la cuna de la floreciente industria tecnológica china.
EFE / Foto: EFE