
Detectan ondas gravitacionales 100 años después de la predicción de Einstein
Por primera vez, científicos han observado en el tejido del espacio-tiempo ondas gravitacionales llegando a la tierra desde un evento catastrófico en el universo distante.
El descubrimiento confirma una importante predicción de la teoría de la relatividad de Albert Einstein de 1915 y abre una nueva ventana sin precedentes al cosmos.
Las ondas gravitacionales transportan información acerca de sus dramáticos orígenes y acerca de la naturaleza de la gravedad que no se pueden obtener de otra forma. Los físicos han llegado a la conclusión de que se las ondas gravitacionales detectadas se produjeron durante la última fracción de segundo de la fusión de dos agujeros negros para producir un único agujero negro rotante más masivo. Esta colisión de dos agujeros negros se había predicho pero nunca observado.
Las ondas gravitacionales se detectaron el 14 de septiembre del 2015, a las 5:51 a.m. hora del este (09:51 GMT) por los observatorios mellizos Observatorio de Interferómetro Láser Avanzado de Ondas Gravitacionales (LIGO, por sus siglas en inglés) que se encuentran en Livingston, La., y Hanford, Wash.
Los observatorios LIGO son financiados por la Fundación Nacional de Ciencia (NSF) y fueron concebidos, construidos y son operados por Caltech y MIT.
El descubrimiento, aceptado para su publicación en la revista Physical Review Letters, fue hecho por la Colaboración Científica LIGO (que incluye la colaboración GEO600 Collaboration y el Consorcio Australiano para la Astronomía Gravitacional Interferométrica) y la Colaboración Virgo con datos de los dos detectores LIGO.
“Esta primera observación de ondas gravitatorias abre un nuevo campo de la astronomía, una en la que ” escuchamos” las vibraciones del espacio mismo usando instrumentos de sensibilidad sin precedentes,” dijo Keith Riles, profesor de física en la escuela de Literatura, Ciencias y Artes de U-M.
Riles es un miembro del comité ejecutivo de la colaboración LIGO. La colaboración incluye más de 1.000 científicos de universidades de todo los EE.UU. y otros 14 países. Investigadores de la U-M se unieron a la búsqueda de ondas gravitacionales en 1997 como miembros fundadores de la colaboración.
Cada observatorio LIGO consta de unas cinco millas (8 kms.) de tubos de vacío dispuestos en forma de L. Los brazos de la L son cada uno de unas 2,5 millas de largo. Interferómetros miden patrones de interferencia entre dos fuentes de luz.
En cada detector LIGO, un rayo láser se divide en dos, y cada rama baja por uno de los brazos y se refleja de nuevo en un espejo al final. El sistema está configurado de manera que si si los dos rayos regresan al comienzo juntos, se cancelan entre sí, por lo que no hay señal. Pero si un haz regresa después del otro, hay una señal como resultado.
EV Houston – Nota de Prensa / Foto: Referencial