Tomas Robert Lindahl recibió la noticia que acababa de otorgarle la organización de su país en Londres, donde es director emérito del Centro de Investigaciones sobre cáncer de Reino Unido en el Laboratorio Clare Hall.
Lindahl explicó brevemente los trabajos y descubrimientos que realizó junto a los otros dos ganadores del premio Nobel de Química de 2015, Paul Modrich y Aziz Sancar, los tres comparten un estudio de las células humanas, su capacidad de reproducirse y de auto repararse.
“Mostraron a nivel molecular, cómo las células reparan daños en el ADN y salvaguardan la información genética”, explica el documento de la organización sueca que detalla el trabajo de los laureados
En el mismo detalla que los descubrimientos son utilizados para el desarrollo de nuevos tratamientos contra el cáncer.
Por otra parte, el investigador señala que el cigarrillo es un enemigo temible, ya que contiene pequeñas sustancias químicas reactivas, que se unen al ADN y le impiden ser replicado correctamente, los que los convierte en mutágenos.
\”Una vez que haya daños en el ADN esto puede causar enfermedades como el cáncer\”. Dijo el profesor
Cuarenta años atrás la ciencia creía que el ADN era una molécula estable que no sufría modificaciones, pero Lindahl junto a los otros químicos demostraron que la información genética decae a un ritmo sorprendentemente rápido, según consignó la BBC.
Desde el momento en que un óvulo es fecundado por un espermatozoide, la célula original con sus 23 cromosomas se divide en dos, copiando la información genética en cada división. Luego, esas dos se dividen en cuatro, éstas en ocho y así sucesivamente.
En una semana, el embrión tiene 128 células. Serán millones en cuestión de semanas y con el paso de los años, el ADN de aquella primera célula, multiplicada billones y trillones de veces, seguirá casi idéntico al original.
Pero no siempre el ADN se mantiene intacto: está expuesto a las influencias del exterior, muchas de ellas dañinas para su integridad. Tomar mucho sol puede dañar la información y degenerar una célula que, al multiplicarse, también multiplicará esa deformación. Hay allí un potencial cáncer.
Durante la entrevista de los científicos a Lindahl, le consultaron especialmente por el efecto de fumar sobre este delicado proceso que los humanos realizamos millones de veces. La respuesta fue contundente: el cigarrillo es especialmente peligroso, ya que además de dañar la información genética original de las células afectadas \”debilita su capacidad de reparar ese ADN\”, alertó.
Lindahl, de 77 años, había establecido a principios de los años 1970 que, al ritmo en que el ADN se degrada, el mundo y la vida en la tierra tal como los conocemos no podrían existir. En consecuencia, dedujo que el ADN debía tener necesariamente un medio para repararse. Y descubrió un mecanismo molecular, llamado de reparación por escisión de base, que obstaculiza permanentemente la degradación de nuestro ADN.
EV HOUSTON / Foto: Referencial