Estados Unidos ha estado guardando algo importante y valioso en la costa del Golfo de México. En cuatro discretos puntos seguros yace una cantidad de petróleo equivalente a 700 millones de barriles.
Está enterrada en una red de 60 cavernas subterráneas talladas en roca de salina, en lo que constituye la enorme Reserva Estratégica de Petroleo (SPR, por sus siglas en inglés) de EE.UU.
La infraestructura fue creada hace 40 años y hoy existen varias reservas más alrededor del mundo.
De hecho, toda una serie de países han invertido miles de millones de dólares en desarrollar este tipo de instalaciones.
¿Por qué alguien vuelve a enterrar el crudo de nuevo bajo el suelo?
La respuesta se remonta a la crisis del petróleo de 1973.
Los exportadores de petróleo árabes habían cortado los suministros a Occidente como castigo por el apoyo de Estados Unidos a Israel durante la guerra del Yom Kippur.
Este conflicto, también conocido como la guerra árabe-israelí de 1973, fue librado por una coalición de países árabes liderados por Egipto y Siria contra Israel desde el 6 al 25 de octubre de 1973.
En aquel entonces el mundo era tan dependiente del petróleo de Medio Oriente que los precios del carburante se dispararon.
Eso se tradujo en racionamientos en las estaciones de servicio de EE.UU.
La gente comenzó a temer que le robaran la poca gasolina que tenían, por lo que algunos comenzaron a proteger sus coches con armas de fuego.
Un par de años después EE.UU. comenzó a construir su SPR, la red de cavernas subterráneas llenas de crudo.
Gracias a estas reservas, aunque fallara el suministro, EE.UU. podría enfrentar el alza del precio y la presión de los mercados globales sin problemas.
“El formidable tamaño de la SPR la convierte en un importante factor disuasorio ante los cortes en la importación de petróleo y es una herramienta clave de la política exterior”, asegura el gobierno estadounidense en su página de internet.
No es por nada que el presupuesto del año en curso para el mantenimiento de esta reserva estratégica es de US$200 millones.
Reservas mundiales
EE.UU. no es el único país que ha invertido grandes cantidades de dinero en reservas estratégicas de petróleo.
Japón, por ejemplo, tiene unas reservas equivalentes a 500 millones de barriles en enormes tanques. La infraestructura de Shibushi, en el suroeste del país, está justo en la costa.
Tras el terremoto y el tsunami que azotó el país en 2011, se pensó en ampliar las reservas por si volvía a ocurrir una catástrofe similar que pudiera obstaculizar la distribución de petróleo.
El Organismo Internacional de Energía (OIEA) supervisa la emisión de petróleo a partir de estas reservas.
“Cuando un país se subscribe a la OIEA adopta varias obligaciones”, explica Martin Young, director de la División de Políticas de Emergencia del organismo.
“Una de ellas es que debe mantener las reservas de petróleo en una cantidad equivalente a las importaciones de 90 días”.
Pero no todas las naciones tienen cúpulas de sal para almacenar crudo bajo tierra. Tampoco otro tipo de instalaciones que puedan utilizar con ese fin.
Reino Unido, por ejemplo, no tiene nada de eso. Así que su obligación es hacia la industria.
Es obvio que EE.UU. y otros países creen que sus SPR son una buena inversión.
Pero a pesar de toda la preparación, aún es posible que, durante una crisis de abastecimiento, el crudo no se distribuya lo suficientemente rápido desde las reservas a las refinerías.
Dos naciones que no son parte de la OIEA, India y China, han destinado fondos a sus reservas estratégicas en los últimos años.
Pekín, en particular, tiene planes muy ambiciosos, que prevén una gran variedad de lugares de almacenamiento, infraestructuras estatales y comerciales, que puedan albergar tanto crudo como EE.UU.
China no posee cavernas de sal, así que tiene que optar por una forma de almacenar mucho más cara: en tanques en la superficie.
Estos depósitos son fáciles de identificar con Google Earth y en fotografías satelitales: forman filas y filas de puntos blancos.
BBC MUNDO / Foto: Referencial