
Tener en cuenta la temperatura del vino al momento de consumirlo es vital para la su correcta apreciación. Aunque depende del gusto personal, se pueden tomar ciertas recomendaciones para que el vino exprese su mayor potencial aromático.
Expresiones como: “el vino blanco se toma frio y el tinto al clima”, son algo ambiguas; si bien el blanco es perfecto entre 8 a 10 °C, en los tintos, habría que saber de dónde y cuándo será el clima; ¿en Caracas al exterior, entre 24 y 28°C, o al interior de un restaurante a 22° C?; o ¿en París en invierno, al exterior, entre 0 y 7°C, o al interior de un restaurante a 20°C ?. Verdaderamente cuando se menciona “al clima”, se hace referencia al clima de la bodega donde se guardan los vinos, es decir, entre 14 y 18 °C.
La volatilidad de los componentes aromáticos aumenta en función de la temperatura; así que temperaturas entre 8 y 18 °C permiten que los vinos expresen mejor sus aromas; por lo cual la temperatura ideal para su consumo se encuentra en este rango, para apreciar mucho mejor sus bondades en boca y nariz.
En los blancos y rosados, la alta temperatura acentúa la acidez, por lo que deben consumirse fríos, entre 8 a 10 °C, para que se sientan equilibrados y con una buena expresión aromática. Igualmente la acidez se une a la frutosidad, lo que lo hace agradable y refrescante, cualidades que esperamos de un blanco y un rosado.En caso de blancos de variedades muy aromáticas como Chardonnay, Sauvignon, Riesling, Sylvaner y Moscatel, se deben tomar alrededor de 10 °C para apreciar mejor sus aromas.
Los vinos espumosos, por su alto contenido en gas carbónico natural, deben tomarse entre 4 y 6°C; temperaturas que permiten un excelente equilibrio entre el gas y los componentes ácidos del vino, produciendo una chispeante y deliciosa sensaciónen boca.
Los tintos, si los tomamos fríos, los sentiremos duros porque los compuestos fenólicos elevarán su grado de astringencia, mientras que si los consumimos a temperatura ambiente a 25 °C o más, los sentiremos alcohólicos en nariz y aguados en boca, al bajar su grado de astringencia. Por lo que su temperatura ideal de consumo está entre 14 a 20°C; cerca de 14 cuando son jóvenes y de astringencia moderada, y cerca de 20°C cuando sean de astringencia robustay/o de añejamiento en barrica.
En el caso de vinos especiales como los generosos, dulces y licorosos, se deben tomar fríos entre 8 y 10 °C.
EV HOUSTON / Foto: Referencial