Hace ahora 20 años, Pixar dio un salto mortal en el cine de animación. Decidió producir el primer largometraje animado por ordenador y, pese a las reticencias iniciales de Disney y a los malos augurios, fue un gran éxito. “Toy Story” no solo arrasó en taquilla, sino que marcó una nueva era.
Fue tal la revolución, que en la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Hollywood concedió un Óscar especial al director del filme, John Lasseter, por los logros conseguidos en el campo de la animación generada por ordenador.
Todavía no existía la categoría del Óscar al mejor largometraje de animación -se instauró en 2001-, pero aún así, “Toy Story” se llevó una estatuilla, algo que antes solo había ocurrido con otras dos películas de animación: “Snow White and the Seven Dwarfs” en 1938 y “Who Framed Roger Rabbit” en 1988.
“Toy Story” supuso un salto enorme en el estilo, profundidad, técnica y temática de la animación, además de que con esta película, Pixar plantó cara al dominio absoluto de los estudios Disney y abrió posibilidades para la entrada de más competidores.
El germen de Pixar se remonta a 1979, con una división que era parte de la compañía Lucasfilm de George Lucas y que se creó para desarrollar la tecnología del arte por ordenador destinado al cine.
En 1983, John Lasseter, que trabajaba en Disney, fue fichado para dar forma al cine de animación por ordenador. El primer resultado fue el cortometraje “The Adventures of André & Wally B.”, lanzado en 1984, un año antes de que Steve Jobs comprara la división y la estableciera como compañía independiente bajo el nombre de Pixar.
Pero antes de que “Toy Story” viera la luz, hubo muchas dificultades, como el rechazo inicial de Disney a la idea de dejar parte del control en manos de otra compañía, lo que llevó a Pixar a plantearse producir la película en solitario.
Todo cambio después de que Disney llegara a un acuerdo con Tim Burton para encargarse únicamente de la distribución de “The Nightmare Before Christmas”.
Era la primera vez que aceptaban distribuir una película que no habían producido y decidieron ofrecerle el mismo acuerdo a Pixar y Lasseter, lo que permitió poner en marcha el proyecto.
El acuerdo llegó y Lasseter y su equipo comenzaron a trabajar en un proyecto que querían se alejara del estilo tradicional de Disney. No querían que fuera musical, ni repetir el estereotipo de malo y bueno. Y empezaron a pensar en la idea de los juguetes, que ya habían usado en “Tin Toy”.
Los juguetes eran la perfecta elección para el tipo de animación que se planteaba Pixar, llena de color y con un pretendido alejamiento de cualquier atisbo de realidad, según ha contado Lasseter en diversas ocasiones.
Nada que ver con lo que hacía entonces Disney, que estrenó “The Lion King” en 1994 y “Pocahontas” en 1995, dos ejemplos de un estilo un tanto estancado que aún tardaría unos años en evolucionar al ritmo marcado por Pixar y por Dreamworks.
Pixar se adelantó al cambio y en “Toy Story” revolucionó por completo el concepto de cine de animación, que dejó de estar dirigido únicamente a los niños.
Un humor más gamberro, ironía, unos personajes divertidos y torpes y nada del excesivo azúcar de las producciones Disney hicieron de la película un éxito mundial e inmediato.
Fue la más taquillera del año en Estados Unidos y la segunda en todo el mundo, con una recaudación de más de 362 millones de dólares, una cifra que demostraba que Pixar estaba en la vía correcta.
Woody y Buzz Lightyear se convirtieron en héroes a su pesar con personalidades muy alejadas de los estereotipos de la animación, lo que se convirtió en marca de la casa en los siguientes filmes, también con protagonistas tan imperfectos como tiernos.
No hay que olvidar que todo empezó con “Toy Story” y con la ya mítica frase de Buzz Lightyear: “¡Hasta el infinito y más allá!”.
EFE / Foto: Referencial