
José Luis Zambrano Padauy es graduado en Comunicación Social en la Universidad del Zulia y magíster en Gerencia de Recursos en la Unermb.
Cuando empezó a llegar información sobre la existencia de hordas rojas a
las puertas del Palacio de Justicia, se podría entrever el dictamen final.
El escenario era perfecto para otra jugada de desconciertos. La estratagema
de provocar y atemorizar a quienes todavía expectantes, creían en la
posibilidad de una sentencia a favor de un inocente, logró su resultado
cuando dio pie al lanzamiento de bombas lacrimógenas por parte de los
encargados del orden público.
Las emociones estaban a boca de jarro, mientras seguía la violencia de esos
consecuentes partidarios del oficialismo, quienes siempre son el entremés
para las acciones descabelladas. Mientras estos grupos teñidos de rojo
regalaban violencia hasta para periodistas y camarógrafos internacionales,
caía desplomado por un infarto un inocente miembro de Voluntad Popular,
como la bocanada lúgubre de un decepcionante día, confabulado para la
escaramuza y el engaño.
Al Gobierno le importa un pito si estas decisiones trasgreden la lógica
humana, si se le endosan presos políticos a su desalmada gestión o si la
comunidad internacional vuelve a quedar boquiabierta ante otro descaro
tribunalicio, cuya justicia tiene un abultada discapacidad visual, pero
sólo para estar de espalda a la equidad.
Hoy Leopoldo López continuará confinado en Ramo Verde. Seguirá desmigajando
el calendario como una margarita marchita, sin dejar de soñar en ver algún
día florecer a su amado país, por el cual ha entregado sin vacilar su
libertad y hasta el poder ver crecer a sus hijos. Su insoslayable viacrucis
proseguirá en esa estrecha celda de la pesadumbre, recibiendo la burla de
un socialismo que se enmascara de bufón para elaborar su brutal espectáculo.
Le arrebataron la posibilidad de edificar en libertad, la lucha por la
nación de oportunidades y detener de una vez por todas, un sistema
construido con la ruina y la falsedad. Hoy otro movimiento de títeres dio
sus compases en un juzgado, cuyo telón carece de vergüenza y decoro. De un
solo martillazo una jueza asestó una condena de 13 años, 9 meses, 7 días y
12 horas, sin pruebas reales en los bolsillos; con una milimétrica
exactitud que parece una burla hacia el constructor del tiempo.
Se dice que Leopoldo fue interrumpido tres veces durante su defensa. Que
hasta el último momento no había perdido la esperanza de retornar a su
hogar a abrazar a sus hijos y a su amada esposa. Pero dejó una especie de
angustiante visión a la jueza, pues de ser condenatoria la sentencia:
“Usted tendrá más miedo en decirla, que yo de escucharla”.
La vida de esa mujer cambiará drásticamente. No tuvo la valentía de la
Afiuni, ni el aplomo de su investidura. Hasta la cobardía de huir para no
azotar tal veredicto, hubiese sido una salida viable. Prefirió obedecer
órdenes. Decidió acatar los caprichos de un indecente sistema, que sólo
tiene la directriz de no soltar el poder a costa de lo que sea.
Hoy Mandela tiene un nuevo emulador. Un hombre que hace acopio para no
enflaquecer su hidalguía. Compartirán ahora un espacio en la historia de
las luchas por los objetivos colectivos.
Twitter: @Joseluis5571
José Luis Zambrano Padauy es graduado en Comunicación Social, mención impreso, en La Universidad del Zulia en 1994 y magíster en Gerencia de Recursos Humanos en la Unermb.
Obtuvo el premio municipal de periodismo “Eduardo López Rivas” en 2001,
cuando trabajaba en la sección de política para el diario Panorama. Por
varios años ocupó el cargo de coordinador de medios impresos en la
Dirección de Medios de la Alcaldía de Maracaibo. Actualmente, coordina el
proyecto de la primera Biblioteca Virtual de Maracaibo, la cual está
planificada a inaugurarse este mismo año.
José Luis Zambrano Padauy / Periodista venezolano / Foto: Cortesía