Educador – Escritor
Cuando escuché al primer vocero del régimen, acerca de un posible anuncio con relación al sueldo de los educadores, pensé que al fin se haría justicia con el servidor público peor remunerado del país. Como el magisterio organizado habría exigido un sueldo equivalente a tres salarios mínimos, obviamente se esperaba que el máximo “obrerista” de la nación, haciendo honor a su estable estatus laboral en la “cuarta república”, atendería el petitorio de los docentes de Venezuela.
Sumé y resté hasta donde las circunstancias lo requerían, lo cual me permitió admitir que tres salarios mínimos si alcanzan, si se administran con austeridad, para comer dos veces al día y complementar con una merienda de bajo costo. Confieso que los números que manejé hasta me entusiasmaron, por lo pronto. Le apliqué la matemática a los aguinaldos, o utilidades –como dicen algunos– y empecé a presupuestar, a los efectos de cubrir necesidades acumuladas durante el año, específicamente el mantenimiento de la vivienda. Lo único que me queda, después de setenta años de trabajo; porque del vehículo tuve que salir, dada la escasez y carestía de repuestos, cauchos y baterías.
Todo mi globo se desinfló, cuando el jefe de la cúpula partidista y gubernamental, con bombas y platillos y en cadena nacional de radio y televisión, le aumentó un 30% a los educadores del sector oficial. Volví a usar la calculadora y ésta casi me habló, como si quisiera solidarizarse con el magisterio venezolano. Concluidas las operaciones matemáticas de rigor, el resultado es lo más miserable que he visto en mi vida: el incremento salarial se limita a una empanada diaria; ni siquiera alcanza para enriquecer nutritivamente una merienda.
Mientras tanto, la convención colectiva sigue esperando, hasta que el emperador “obrerista” se haya atornillado más en su reino. De ese modo él puede decretar la eliminación de la contratación sindical, tal como anhelaba su antecesor. ¿Qué pueden hacer los educadores para evitarse más desgracias? Asumir el reto de votar y buscar votos, para derrotar y aplastar el oprobio gubernamental.
Por: Antonio Urdaneta Aguirre / Foto: Referencial