El brote de sarampión mantiene en alerta a las autoridades estadounidenses, ya que se extiende por el país, al tiempo que reaviva el debate, tanto político como médico, sobre la obligatoriedad de vacunar a los menores de edad.
“Los niños en mayor riesgo de contraer la enfermedad son aquellos que no están vacunados y, por eso, recomendamos que sean vacunados”, dijo a EFE Paul Gastanaduy, epidemiólogo de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).
De acuerdo con datos de los CDC, pese a de que la mayoría de los programas de vacunación financiados por el gobierno federal reportan tasas de vacunación altas entre los más pequeños, 26 estados y el Distrito de Columbia no registraron la meta de cobertura de dos dosis en un 95 por ciento.
El experto señaló que la falta de vacunación constituye una “barrera” que puede provocar brotes como el que afecta actualmente a varios estados. Agregó que el temor a los efectos que pueda tener la vacuna en los menores, que en algún momento se especuló podía tener alguna relación con el autismo, son infundados.
Gastanaduy apuntó a que otras de las razones por las que los padres deciden no vacunar es por el temor a introducir algo que no es natural en el organismo de sus hijos o por el hecho de que se administren varias vacunas al mismo tiempo.
“La vacuna es efectiva, segura -algo que ya se ha comprobado repetidamente- y puede prevenir una enfermedad potencialmente seria”, dijo.
Todos los estados brindan el derecho a los padres a rehusar administrar la vacuna por razones médicas y muchos han ampliado esta exención a razones religiosas o personales, una medida muy cuestionada por algunos después del presente brote.
El estado de California, en el que resurgió la enfermedad y donde un 3,1 por ciento de los menores en edad preescolar no tenían la vacuna entre 2013-2014, ha sido el primero en iniciar el debate sobre la obligatoriedad, luego de que hoy dos de sus legisladores estatales anunciaran que introducirán una medida para revocar la ley que permite optar a los padres no vacunar a sus hijos sin que exista una razón médica.
Entre tanto, los CDC trabajan contra reloj en coordinación con Departamentos de Salud en los estados afectados para contener el brote de sarampión y evitar que más personas se contagien.
“Siempre que hay un brote, los CDC trabajan de forma rápida en conjunto con autoridades sanitarias locales para mantener la cobertura de vacunación alta y buscar y vacunar a cualquier persona que haya sido expuesta”, indicó el funcionario.
De acuerdo con datos de los CDC, el sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa que se puede contraer con solo que una persona infectada hable, tosa o estornude cerca de alguien más.
La erupción cutánea es uno de los primeros síntomas de la enfermedad, que además suele provocar dolor muscular, de garganta, tos y fiebre, entre otros. En algunos casos, especialmente entre menores de 5 años y adultos mayores de 20, se pueden presentar complicaciones leves que deben tratarse a tiempo, como infecciones en el oído o diarrea, y en algunos casos pueden surgir complicaciones graves, como neumonía y encefalitis.
En 2014, se reportaron 644 casos confirmados de sarampión al Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades Respiratorias (NCIRD) de los CDC, lo que representa la mayor cantidad de casos registrados desde 2000, cuando se empezó a documentar en Estados Unidos.
Los CDC recomiendan administrar la primera dosis entre los 12 y 15 meses y la segunda dosis entre los 4 y 6 años para proteger a los menores contra el sarampión, vacuna que además inmuniza contra la rubeola y las paperas. “La mayoría de los casos de sarampión que siempre hemos visto en Estados Unidos, antes de este brote se debe a personas que han viajado al exterior, pero no que se han contagiado aquí”, señaló.
EFE / Foto: Referencial