El presidente de EEUU, Barack Obama, envió hoy al Congreso su presupuesto de casi 4 billones de dólares para el año fiscal 2016, rechazado de antemano por los republicanos pues plantea más gasto público y subida de impuestos para los más ricos y sobre los beneficios de las empresas en el extranjero.
“Desde mi llegada a la Casa Blanca, hemos reducido nuestros déficit en unos dos tercios”, dijo Obama al defender su plan, que contempla más presupuesto para defensa y el fin de los recortes automáticos del gasto público que entraron en vigor en marzo de 2013.
Obama presentó su plan presupuestario en la sede del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), con el objetivo de instar a la oposición republicana a no permitir que esa agencia gubernamental se paralice a partir del 27 de febrero, cuando se quedará sin fondos para trabajar.
Los republicanos quieren supeditar la financiación del DHS a la eliminación de los fondos para que ese departamento ejecute las medidas unilaterales anunciadas por Obama a finales de 2014 para regularizar temporalmente a 5 millones de inmigrantes indocumentados.
“Tenemos que dejar la política a un lado y aprobar un presupuesto”, urgió Obama en su breve discurso al pedir a los republicanos que no pongan “en riesgo” la seguridad nacional con la batalla sobre la financiación delDHS.
Desde hace años, el proyecto presupuestario anual de Obama se queda en una mera declaración de intenciones y todo apunta a que esta vez ocurrirá lo mismo, dado que los republicanos controlan desde enero las dos cámaras del Congreso y ya han expresado su oposición al plan del presidente.
Según Obama, sus propuestas pondrán “más dinero en los bolsillos de la clase media, aumentarán los salarios y crearán puestos de trabajo mejor remunerados”.
El proyecto de Obama para el año fiscal 2016, que comenzará el próximo 1 de octubre, contempla un gasto de 3,99 billones de dólares y unos ingresos de 3,53 billones, con un pronóstico de déficit de 474.000 millones de dólares.
Para el Pentágono, el presidente solicita 585.300 millones de dólares, un 4 % más que en el ejercicio actual.
En conjunto, la propuesta de Obama representa un aumento del gasto público del 7 % sobre los niveles fijados por los recortes automáticos, conocidos como “secuestro”, que entraron en vigor en marzo de 2013 para reducir el déficit.
Entre otras cosas, el presidente pretende financiar un plan para que sean gratuitos los dos primeros años de los centros públicos de educación superior y, en materia sanitaria, elevar a más de 1.200 millones de dólares los fondos para combatir las infecciones causadas por bacterias resistentes a los antibióticos.
Además, Obama plantea una reforma tributaria que permita “cerrar lagunas fiscales” que benefician a los estadounidenses más ricos, y quiere establecer un impuesto obligatorio del 14 % sobre los beneficios que las compañías estadounidenses obtienen en el extranjero.
Según la Casa Blanca, parte de lo recaudado con ese impuesto se usaría para financiar una propuesta de obras públicas de Obama que busca desembolsar 478.000 millones de dólares en seis años para “modernizar” la infraestructura y el sistema de transporte del país.
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