“Mi bebé, de cuatro meses, fue hospitalizado en una clínica con valores muy bajos en su cuenta hematológica, y no había jelco para colocarle el tratamiento, ni para hacerle la transfusión. Ni en el centro de salud, ni en las farmacias, por ningún lado. A mi hijo tuvieron que meterlo al quirófano, le colocaron un catéter largo, por la escasez de jelco, porque los adecuados no se encontraban y lo habían pinchado muchas veces y estaba descompensado”, contó Adriana Maldonado, residente del sector Belloso.
Adriana y su familia pasaron dos días buscando el jelco (catéter vascular corto), pero “solamente encontramos de calibre 20, que es para adultos. Ese día que ingresaron a Danielito, lo subieron al piso sin la vía tomada porque no había, y luego de él solo ingresaron a un niño más, y suspendieron las hospitalizaciones pediátricas por la falta de jelco”, detalló la mujer, quien contó que logró hallar dos catéteres cortos en los predios del Hospital General del Sur (HGS), que fueron utilizados en la clínica con su bebé, pero que no sirvieron porque las venitas estaban muy finitas debido al cuadro de deshidratación.
Las mafias de reventa de medicamentos e insumos, que son vitales para atender cualquier emergencia, afectan al mercado, pero los más perjudicados son los pacientes. Estos grupos no solo se han concentrado en la reventa o bachaqueo de los catéteres, pues las jeringas, gasas y las soluciones fisiológicas también entran dentro del ‘stop’ de productos a precios exorbitantes.
Los pacientes han optado por comprar a los bachaqueros en los predios de los hospitales, a precios que cuadriplican el costo del insumo, debido a que en las farmacias tampoco hay. La situación es crítica en los centros de salud públicos y privados.
“Visité no menos de 10 farmacias y en ninguna encontré. Pero en las afueras del Hospital Universitario de Maracaibo (HUM), los buhoneros los están vendiendo hasta en 300 bolívares un jelco de 20. Allí compré”, señaló Doris Rangel, a quien le tenían hospitalizado un hijo en dicho centro de salud.
Los buhoneros, que esconden estas mercancías médicas entre golosinas y alimentos secos, se aprovechan de la escasez y acaparan de manera ilegal estos insumos.
“Las jeringas son oro, porque como no se consiguen sobre todo las de 10 y de 20 cc entonces la venden al triple. En las afueras de la maternidad Dr. Castillo Plaza pasan de los 50 bolívares, cuando legalmente eso no llega a los 10 bolívares”, dijo María Lourdes Pérez, familiar de una paciente del centro de salud.
Ricardo Valbuena, residente de Pomona, contó que su niña sufrió un accidente con una bicicleta y le tomaron unos puntos y le mandaron a comprar unas gasas para la limpieza de la herida en la casa; sin embargo, por más que recorrió 13 farmacias no encontró las esponjas médicas. “Un primo que trabaja cerca del Universitario me dijo que los buhoneros de la entrada tenían, pero al doble del costo. ¿Qué pude hacer? ir a comprarlas en 80 bolívares cada empaque. Y el adhesivo no lo compré porque lo tenían muy caro”, dijo.
En el HUM, la semana pasada realizaron un operativo junto con efectivos la Policía Nacional Bolivariana, en el área externa del servicio de pediatría. Allí decomisaron insumos que expendían a precios exorbitantes, y por supuesto sin los controles sanitarios.
En esa oportunidad, el jefe de control y pérdidas del hospital, Jhon Enriquez, precisó que el sujeto tenía los insumos dentro de un bolso y cuando las autoridades de seguridad le preguntaron por la procedencia de los productos se negó a suministrar algún tipo de explicación, por lo que las autoridades presumieron sustracción ilegal de estos insumos.
En 2014, en el Universitario fue detenido un paciente del servicio de diálisis que pretendía sustraer insumos médicos en su bolso personal, donde llevaba 33 pares de guantes, 107 gasas, 16 rollos adhesivos y 10 frascos de betadine.
La presidenta del colegio de enfermería, Hannia Salazar, precisó que el problema de escasez de los insumos va desde jeringas, gasas, torniquetes, guantes, tapabocas, y soluciones para diluir los tratamientos. “Todos los días nos reportan fallas en insumos que son esenciales para realizar curas, aplicar tratamientos y atender emergencias. Y ocurre que los familiares de los pacientes salen a buscar en las farmacias e no consiguen, no hay existencia”.
La secretaria de Salud, Tania Mesa, precisó que ellos están trabajando coordinadamente a través de un plan estratégico con los directores de la red de hospitales y ambulatorios para el despacho de los insumos. “El plan va desde la necesidad, la adquisición, pasa por proveeduría, el despacho y la dotación, teniendo un control certero de qué ese insumo que se está despachando le esta llegando al usuario”.
Enfatizó que el personal no puede guardar insumos para futuras situaciones, en tal sentido, dijo que eso está prohibido. “En ausencia de una cosa tenemos que usar la otra, no concebimos que por falta de jelco no se atienda a un paciente, sino como alternativa tenemos un pericraneal. Como profesionales debemos buscar la manera de tomar la vía para pasarle el tratamiento”, dijo.
La primera autoridad en materia de salud no justificó volver a emplear los pericraneales; sin embargo, enfatizó que ante la ausencia se debe dar prioridad a la atención del paciente. “Si antes un jelco costaba 12 bolívares, ahora en la farmacia lo están vendiendo en 250 y 300 bolívares, no hay presupuesto que pueda soportar toda la guerra económica que se esta haciendo”.
Yelitza Torrealba, encargada de una farmacia en el sector Paraíso, explicó que desde octubre comenzaron a tener fallas notables en los inventarios de los insumos. “Solicitábamos ciertas cantidades y nos llegaban la mitad, pero al llegar diciembre nada que llegó. Ahora en enero, tras insistentes peticiones a uno de nuestros proveedores nos lograron traer una caja de jelcos, número 20, y voló. Los más difíciles de conseguir son los que necesitan los niños y personas de la tercera edad”.
El director del Hospital General del Sur (HGS), José Briceño, dijo sobre la situación que los médicos “se han olvidado de los pericraneales. La ventaja del catéter corto nuevo es que se mueve y permite la movilidad de las manos o el brazo, pero por está razón no se puede dejar de atender al paciente. Nosotros en el centro de salud tenemos unos 25 mil jelcos, pero le va colocar a los pacientes que van a pabellón o para la unidad de cuidados intensivos (UCI), que necesita una mejor vía”.
Sin embargo, aquellos pacientes que solo le van a pasar dos medicamentos o alguna solución se le está poniendo un pericraneal, y luego se le retira. “Hemos agarrado gente vendiendo jelco, incluso, a los mismos pacientes que no los hemos podido meter preso porque están hospitalizados. Que no son insumos del hospital, porque tenemos un control estricto en la entrada y salida”.
Abraham Puche / EV Houston – Panorama / Foto: Referencial