Desde hace más de un año, los estudiantes venezolanos en el exterior atraviesan una grave crisis debido a que el Gobierno de Venezuela, a través de su organismo Cencoex (antes llamado Cadivi) decidió restringir las áreas de estudios y crear carreras “prioritarias”, cuyos estudiantes serían los únicos autorizados para recibir divisas (moneda extranjera) estudiantiles.
A raíz de esto, los venezolanos que querían estudiar en el exterior deben apegarse a las prioridades del Gobierno y no a sus propias metas en la vida, aún cuando no se trata del trámite de una beca sino del cambio de los propios recursos de los estudiantes a la divisa del país donde quieren estudiar.
Mientras tanto, los que ya estaban estudiando una carrera que no está entre las nuevas prioridades del Gobierno fueron afectados dramáticamente al dejarlos sin acceso a las divisas para continuar sus estudios.
Sin embargo es hasta mediados del año 2014 cuando se comienza a recibir notificaciones masivas de negaciones de venta de divisas a estudiantes en el exterior, incluyendo pregrado, postgrado y cursos que se encuentran dentro de la lista de áreas de estudios “prioritarias” que aún se encuentran en el portal de Cencoex como opciones de estudios.
Miles de estudiantes venezolanos hoy son víctimas de esta injusticia que no les permite tener acceso a sus propios recursos para cancelar los compromisos con las Universidades en el exterior ni para manutención. Esto quiere decir que un estudiante venezolano, aún teniendo los recursos en bolívares, no puede sacarlo del país porque necesita que el Gobierno le venda la divisa requerida, mientras que el Gobierno arbitrariamente niega esta posibilidad.
Esto ha tenido graves consecuencias para los estudiantes venezolanos en el exterior, quienes ahora cargan con grandes deudas en dólares, en el caso de los que se encuentran en Estados Unidos. Muchos duermen refugiados en casas de personas que les están brindando apoyo y en casos extremos han quedado en la ilegalidad porque les cancelaron las I20 (documento que permite la permanencia en los Estados Unidos como estudiante) y no han encontrado los recursos para comprar un pasaje para retornar a Venezuela porque oscila entre 1000$ y 2000$. Otros han tenido que dejar Estados Unidos buscando otros horizontes, incluso más lejanos de su patria y seres queridos.
Crudo testimonio
Tal es el caso de “Laura”, una joven venezolana quien decidió conjuntamente con su esposo buscar opciones de desarrollo profesional fuera de las fronteras venezolanas y encontró su mejor opción en la Universidad de Orlando en Estados Unidos para estudiar Artes Audiovisuales: “Nuestros padres nos apoyaron con sus ahorros para alquilar un pequeño apartamento relativamente cerca de la Universidad, mientras que para poder trasladarnos nos compramos unas bicicletas, esto abarataría los gastos. Llegamos sin nada de dinero, conocimos a muchos venezolanos en la misma situación, todos esperando el sagrado mensaje de Cencoex”.
Luego de la aprobación del primer semestre de carrera, Laura y sus padres iniciaron los trámites concernientes a la solicitud de manutención del cuarto mes de semestre, porque con la principal solo aprueban hasta 3 meses. Adicional al estrés de estudiar se agrega el tener que tramitar requisitos exigidos por Cencoex y que evidencian en qué está gastando SU propio dinero: Cartas, constancias, facturas, etc. todo apostillado son algunos de los engorrosos trámites, todos debidamente traducido al español por un traductor certificado en Venezuela por lo que implica un costo adicional.
En poco tiempo las ilusiones de Laura se veían empañadas a la vez que crecía la incertidumbre y el estrés porque no llegaba la esperada respuesta de Cencoex: “Iban pasando las semanas, los meses, y la solicitud sucesiva y de manutención aun se encontraba en análisis “EA” en el portal del organismo. En ese momento nos dimos cuenta que el dinero que llegó no nos va a alcanzar. Sin embargo luchábamos por seguir nuestros estudios que era lo primordial”.
Laura vivió, veía cómo a su alrededor cada amigo o conocido recibían la terrible noticia. “Un día todos nuestros amigos nos empezaron a decir que les había llegado el mensaje de “Negación”, uno por uno fue cayendo”. A un mes de terminar el segundo semestre, les llegó el tan temible correo: Negados por el artículo 8. “El correo decía que el Banco Central de Venezuela se había quedado sin divisas, nadie se salvó en mi Universidad, fue una negación masiva, a todos nos llegó prácticamente el mismo correo el mismo día y a la misma hora”.
La triste realidad de no poder culminar sus estudios se apoderó de ellos, todo lo invertido estaba perdido. “Se terminaron nuestras ilusiones de graduarnos casi a mitad de carrera, pues de un total de 5 semestres que tiene el programa intensivo, ya solo nos quedaban pendientes los últimos 3. Se perdieron todos nuestros sacrificios, nos arruinaron la vida emocional y patrimonialmente, nos dejaron en la calle… ¿y ahora? Nadie nos decía nada, la Universidad estaba de brazos cruzados, sin darnos ningún plan o algún tipo de ayuda. Mis papás desesperados yendo, llamando y escribiendo a Cencoex muy angustiados, sacando ahora más y más papeles, pero esta vez, para la carpeta del recurso de Reconsideración. Todo fue infructuoso, intentaron por todos los medios pero ya no pudieron hacer nada más por nosotros desde Venezuela. Pasó el tiempo y nadie dio respuestas, nadie nos apoyó, ya no contábamos con dinero, caímos en un abismo total, absolutamente desvastados”.
Se mudaron a Atlanta a casa de unos familiares luego de vender las pocas pertenencias que tenían. Ahí vivieron dos largos meses, que fue el tiempo de permiso o retiro parcial que solicitaron a la Universidad, día a día revisando con miedo el correo a la espera de una respuesta positiva, hasta que ya legalmente solo les quedaban 15 días para salir del país, por un comunicado que les envió la universidad. En ese momento surgieron mil interrogantes: “¿Qué hacemos ahora? ¿Regresar a Venezuela? ¿Cómo pagamos una deuda de 15 mil dólares cada uno desde Venezuela bajo un sistema de total control de cambio, donde los estudiantes quedamos excluidos? ¡Y con un cambio paralelo que, aparte de ilegal, está por las nubes! Sin contar que para regresar a Venezuela debes comprar un pasaje que está en más de mil dólares, que evidentemente no tenemos cómo pagar. Tenemos otra opción: viajar a otro país que nos permita trabajar, así poco a poco estabilizarnos, obtener ingresos en divisas para pagar las deudas y ver la manera de iniciar nuevamente nuestros estudios, que son nuestra meta final”.
De esta manera decidieron irse a España. Aunque es mayor la distancia, cada pasaje cuesta solo 500 dólares. “Con la ayuda de nuestros padres y también con la de los abuelos, pudimos sacar el dinero para el pasaje. Una semana antes del viaje me comenzó un dolor espantoso de barriga, no podía moverme, caminar, comer, dormir. Pensaba: ¿Tendré apendicitis? ¿Tendré una obstrucción intestinal? ¿Qué tengo Dios, que no se me quita con nada? ¡Yo en esta situación sin poder ir a emergencia porque me quedé sin seguro médico cuando Cencoex me negó la venta de dólares para pagar la universidad!¨.
Pero ya un día Laura no pudo soportar más el dolor y tuvo que ir a una clínica. “Pasé cinco horas en emergencia, me inyectaron morfina para el dolor, y luego algo más fuerte, después de examen tras examen me mandaron a mi casa con seis cajas de pastillas para el dolor y para lo que ellos llaman una “posible” ulcera estomacal”.
El pasado cinco de febrero partieron a España, y a la semana ya tenían las facturas de la clínica. “Han llegado tres facturas, y por ahora el monto total va por 10 mil 600 dólares, una deuda que se suma a la que ya tenemos con la Universidad, ya no sabemos qué hacer, mis papás menos. Este año que llevamos fuera de Venezuela hemos dejado a nuestros padres sin un centavo y con una deuda de más de 30 mil dólares. El gobierno de Venezuela no solo nos dejó desamparados, sino que se olvidó por completo de nosotros: un año en el exterior que se suponía que sería para expandir nuestros conocimientos y poder buscar un mejor futuro, solo me ha dejado enferma, con deudas, con mis estudios sin terminar, y con la impotencia de saber que todos nuestros planes se quedaron en el pasado, que para el futuro nos queda preocupación e incertidumbre por no saber con qué dinero pagaremos la renta que se nos vence en una semana o con qué dinero vamos a comer. Aquí no gozo de servicio sanitario por estar desempleada, aún sigo con el dolor y al mismo tiempo buscando un trabajo”.
Lamentablemente esta historia se repite en miles de estudiantes venezolanos alrededor del mundo que además cargan con el peso de ser tratados como delincuentes por su propio Gobierno, ese que los dejó en la calle, con deuda y con sus sueños truncados. Los padres de estos estudiantes en el exterior también son víctimas de este atropello, muchos han vendido sus casas para poder pagar las universidades de sus hijos a punto de graduarse.
Solicitud ante el Consulado venezolano en Houston
Por esta razón, el pasado jueves 5 de marzo representantes de Estudiantes Venezolanos en Texas tuvieron una reunión con el Vicecónsul de Venezuela en Houston para entregar un documento que expresa la dramática situación de estos venezolanos y le hicieron varias solicitudes entre las que destaca la mediación entre Cencoex y los estudiantes, entre otras.
Yenai Avendaño periodista y coordinadora de Estudiantes Venezolanos en Texas, indicó que mantienen la puerta abierta al diálogo: “La propuesta que hicimos al Cónsul es que nos escuche, que nos tome en cuenta para encontrar una solución a esta crisis que afecta a miles de venezolanos. Además contamos con podernos reunir nuevamente, esta vez con el Cónsul General y llegar a acuerdos, en definitiva él es el único representante del Gobierno venezolano al que podemos acceder y que puede conocer de primera mano nuestros casos. A pesar de que en el Consulado no quisieron sellarnos como recibido el documento, confiamos en que sí se ocupen, conjuntamente con nosotros, de encontrar soluciones. Sabemos que la presión política puede afectar la decisión de un funcionario al recibir este tipo de solicitudes, sin embargo apelamos a que el sentido humanitario prevalezca”.
Cortesía: Yenai Avendaño / Foto: Cortesía