Frente a cientos de personas, Francisco conmemoró la entrada triunfal de Cristo a Jerusalén días antes de su pasión, muerte y resurrección. Mientras que ayer envió en la misa un mensaje para todos los damnificados de las inundaciones en Chile, hoy hizo la bendición de las palmas.
“El estilo de los cristianos debe ser la humildad. El camino de Cristo no es el de la vanidad, el orgullo y el éxito”, resaltó durante la celebración. Y continuó: “La humildad es un estilo que nunca dejará de sorprendernos y ponernos en crisis: nunca nos acostumbraremos a un Dios humilde”.
El Pontífice se refirió a la “mundanidad” como camino opuesto a la humildad y a Cristo: “La mundanidad nos ofrece el camino de la vanidad, del orgullo, del éxito. Nosotros podemos vencer esta tentación, no solo en las grandes ocasiones, sino también en las circunstancias ordinarias de la vida”, sostuvo.
Al mismo tiempo, destacó la solidaridad de mucha gente: “Nos conforta el ejemplo de muchos hombres y mujeres que, en silencio y sin hacerse ver, renuncian cada día a sí mismos para servir a los demás: un familiar enfermo, un anciano solo, una persona con discapacidad, un sin techo”, destacó en su discurso.
Uno de los momentos más celebrados fue cuando se dio a conocer en vivo la canción “Para que todos sean uno”, cuya letra está compuesta por textos escritos por el Pontífice. Se trata del nuevo “Himno por la paz”, el cual fue editado mundialmente por Sony Music en cuatro idiomas: español, portugués, italiano e inglés.
Fue el mismo Francisco quien encargó personalmente la tarea de composición, interpretación y difusión de la misma al cantante ítalo-argentino Odino Faccia, tras la gran repercusión mundial de su canción “Busca la Paz”, constituida por poemas de Juan Pablo II.
“Francisco pidió que fuese compuesto este himno por la paz”, declaró el cantante a la agencia de noticias Ansa. “Sentí que el Papa estaba muy cerca, para mí es como un amigo, un padre, un abuelo”, añadió, tras destacar su “sorpresa por sus palabras, que han sido muy concretas”.
La procesión de las palmas fue en la parroquia Nuestra Señora de La Soledad en San José. Posteriormente, los fieles participaron en procesión hacia la Catedral Metropolitana en donde fue la recreación de la entrada de Jesucristo a Jerusalén.
A las 10:30 am fue la misa solemne de Ramos que abrió la Semana Santa, que fue clave para las meditaciones en el Vía Crucis que el Papa encabezará el viernes en el Coliseo de Roma. Entre los temas clave estuvieron las víctimas de la pedofilia, los cristianos perseguidos, los niños-soldados: en otras palabras y los “nuevos esclavos” de estos tiempos serán los protagonistas.
En los textos preparados por monseñor Renato Corti se hace referencia “a las plegarias para que por fin pueda despertar la conciencia de quien ha oscurecido el cielo en la vida de las personas”. La mención apunta a las “situaciones tremendas” vividas por ejemplo “por muchachos heridos en su intimidad y profanados de manera bárbara” o generadas por “el tráfico de seres humanos, por las condiciones de los niños-soldado, por el trabajo que se convierte en esclavitud”.
El jueves tendrá lugar otro momento importante de la Semana Santa: el Papa volverá a lavar los pies de detenidos, este año en la cárcel romana de Rebibbia. Para mañana, en ocasión de la tradicional bendición de la Misa de Palmas, los controles impuestos por la seguridad en el Vaticano serán muy rigurosos.
En la celebración de hoy participaron jóvenes de Roma y de otras diócesis, con motivo de la XXX Jornada Mundial de la Juventud. Por último, Francisco repasó en su homilía los momentos más importantes de los actos de la Semana Santa, como “el desprecio de los jefes del pueblo” por Jesús, “la traición de Judas” o “los insultos de la gente”.
EFE / Foto: Referencial