
El Ejército de Estados Unidos minimizó el hecho de que el boricua Iván López, autor del tiroteo de este miércoles en Fort Hood (Texas), fuera veterano de la guerra de Irak, ya que no entró en combate, y descartó por el momento motivaciones terroristas en el ataque en la base militar.
El tiroteo de este miércoles dejó cuatro muertos, entre ellos López, que se suicidó, y dieciséis heridos, de los cuales tres siguen en condición crítica, aunque los médicos dijeron hoy que no temen por sus vidas.
Las autoridades militares explicaron que el soldado puertorriqueño Iván López, 34 años, no tenía tendencias suicidas o violentas, se encontraba bajo vigilancia psiquiátrica y era veterano de la etapa final de la intervención militar en Irak, donde solo pasó cuatro meses como conductor de camiones.
El general Ray Odierno, jefe militar de las tropas de tierra, detalló hoy en una audiencia en el Senado que el autor del tiroteo era un soldado “muy experimentado” y que seguía en activo.
El presidente de EE.UU., Barack Obama, por su lado, dijo durante un acto que el país tiene que hacer “todo lo que esté en su poder” para cuidar de sus tropas “también cuando están en casa” y no sólo cuando están de misión en el extranjero.
Fort Hood es una base-ciudad militar donde trabajan 41.000 soldados, muchos de ellos parte de los 2,4 millones de estadounidenses que sirvieron en las guerras de Irak y Afganistán.
En 2009, el complejo fue escenario de la peor masacre en un centro militar estadounidense, cuando Nidal Malik Hasan, un psiquiatra del Ejército con ideas extremistas islamistas mató a 13 personas e hirió a 30.
López había pasado nueve años en la Guardia Nacional de Puerto Rico, entró en junio de 2008 en el Ejército, trabajó durante un año como miembro de la fuerza de paz en la península del Sinaí (Egipto) y se especializó como conductor de camiones en Irak en 2011, al final de la intervención militar estadounidense en el país.
En ese tiempo, López no entró en combate, ni lo presenció, ni sufrió heridas cerebrales, que suelen estar relacionadas con problemas psicológicos.
De esta forma, las autoridades militares rebajaron la sombra de las consecuencias de su paso por Irak, después de que el teniente general Mark Milley explicara desde la base que los médicos estaban en proceso de diagnosticar al atacante un trastorno por estrés postraumático (PTSD).
“Todavía no había sido diagnosticado de estrés postraumático”, aclaró Milley, sobre este trastorno con cambios de humor, depresión, ansiedad e insomnio, diagnosticado a cerca de 250.000 militares estadounidenses a su vuelta de las guerras de Irak y Afganistán.
“Fue examinado a fondo y hasta el momento no tenemos indicios en el historial de las citas de que hubiera señales indicativas de violencia, tanto contra él como contra otros. El plan que se consideró apropiado era seguir vigilándole y tratándole”, explicó el secretario del Ejército estadounidense, John McHugh.
El atacante sí sufría depresión, ansiedad y trastornos del sueño, y los médicos le recetaron Ambien, un sedante para combatir el insomnio, explicaron las autoridades.
López trabajaba -pero no vivía- en la base de Fort Hood, que había reforzado la seguridad desde la tragedia de 2009, algo que, según Odierno, evitó un desenlace peor.
En esta ocasión, pese que la tragedia de 2009 volvió de repente a la mente de los habitantes de la base, las autoridades militares no ven indicios de conexiones “con organizaciones extremistas de ningún tipo”.
Por su lado, el Pentágono no ha establecido todavía motivos claros para el ataque, pero no descarta la hipótesis del terrorismo extremista.
“Hasta el momento, tenemos un historial limpio en términos de comportamiento, no hay marcas negativas de ningún tipo ni indicaciones de mala conducta”, explicó el secretario del Ejército estadounidense.
En Puerto Rico, de donde era originario, los vecinos de Guayanilla describieron a López como un pasivo, religioso y apasionado por la música y contaron a los medios locales que la madre y el abuelo materno del soldado murieron en los últimos meses.
Al parecer, el militar quedó afectado por el breve permiso que se le concedió para despedirse de su madre, de tan solo 24 horas.
En Texas, el diario “Dallas Morning News” pidió en su editorial que el Ejército replantee cómo enfoca los trastornos mentales de sus soldados.
Cuidados en casa
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo que el país tiene que hacer “todo lo que esté en su poder” para cuidar de sus tropas “también cuando están en casa” y no sólo cuando están de misión en el extranjero.
En la recepción en la Casa Blanca de los deportistas olímpicos y paralímpicos estadounidenses que participaron en los Juegos de invierno en Sochi (Rusia), el presidente y su esposa, Michelle Obama, se solidarizaron con las familias de las víctimas del tiroteo de este miércoles en la base militar de Fort Hood, en Texas.
“Tenemos que cuidar de ellos no sólo cuando están fuera, también cuando vuelven a casa”, afirmó Obama, en referencia a los soldados que regresan a Estados Unidos tras participar en misiones militares en el extranjero.
Los cuatro muertos, incluido el atacante, que se suicidó, y 16 heridos que hubo en el tiroteo en la base militar de Fort Hood (Texas) eran militares.
“Estamos con sus familias y con aquellos que resultaron heridos”, añadió el mandatario, que lamentó que las víctimas fueron personas que habían realizado “sacrificios extraordinarios” por los estadounidenses y que habían “cumplido su deber”.
Atacante no tenía blancos específicos
Iván López no tenía objetivos concretos al disparar, según las autoridades militares, que apuntan a la salud mental del soldado como causa para explicar la tragedia.
“Podría haber un disputa verbal con otro soldado o soldados y hay una fuerte posibilidad de que este hecho fuera inmediatamente anterior al tiroteo. No lo afirmamos de forma definitiva, pero tenemos indicaciones sólidas”, declaró ante la prensa el teniente general Mark Milley.
“Tenemos evidencias muy sólidas de que tenía un historial médico que indica condiciones psicológicas o psiquiátricas inestables”, remarcó el teniente general, que cree que, de confirmarse estos datos, se convertiría en “un factor fundamental” de la tragedia.
Sin embargo, Milley dijo no tener constancia de “incidentes específicos” previos a la tragedia protagonizados por el soldado López y explicó que varias agencias y cuerpos de seguridad trabajan de forma “sincronizada” para avanzar en la búsqueda de explicaciones.
Milley destacó que el tirador fue interceptado por una agente de la policía militar y entonces, al verse cercado, se suicidó. El teniente general calificó la actuación de la mujer soldado de “heroica”.
El tirador sirvió en Irak al final de la intervención militar estadounidense en el país, en 2011, tan solo cuatro meses. El teniente general aclaró que “la misión de la unidad fue completada en cuatro meses”.
El soldado compró el arma con la que disparó el pasado 1 de marzo y no cumplía con la reglamentación sobre pistolas, rifles y escopetas de Fort Hood, una de las mayores bases militares de EE.UU.
Pese a ello, el teniente general cree que la base “es una gran instalación” con miles de soldados, estudiantes, militares retirados y familias, por lo que “no sería realista” comprobar el armamento de entrada y salida “de cada soldado individual”.
Sobre la posibilidad de que el militar quedara fuertemente afectado por un permiso de tan solo 24 horas que se le concedió cuando murió su madre, como explican los vecinos de su Puerto Rico natal, el portavoz militar se limitó a apuntar: “No tengo detalles sobre esto ahora mismo”.
Por su lado, el Pentágono no establece todavía motivos claros y no descartará la hipótesis del terrorismo extremista -de la que no tiene ningún indicio- hasta que la investigación sobre las motivaciones avance.
EFE / EFE