El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, pidió hoy postergar las protestas raciales y las críticas hacia su persona hasta que se supere la conmoción causada por el asesinato a sangre fría de dos policías, el sábado pasado.
“Encontraremos la forma de unirnos”, afirmó de Blasio en un acto público en una asociación deportiva policial, dos días después de que los agentes Rafael Ramos y Wenjian Liu murieran por los disparos que les hizo Ismaaiyl Brinsley en el distrito de Brooklyn.
La muerte de los dos policías se produjo en medio de una oleada de protestas en Nueva York y en otras ciudades a raíz de la muerte del afroamericano Eric Garner, en julio pasado, por una llave no autorizada que le aplicó un policía cuando intentaba detenerlo.
Las protestas se agudizaron después de que un gran jurado decidiera no acusar formalmente al agente responsable, alimentadas también por las manifestaciones que siguieron a la muerte de un joven negro, Michael Brown, en la localidad de Ferguson (Misuri).
Unido a ello, los sindicatos de la Policía de Nueva York han criticado en duros términos al alcalde al sentir que no respaldaba lo suficiente a los agentes, especialmente a raíz de las críticas veladas que lanzó por el caso de Garner.
Hoy, dijo De Blasio, la “única preocupación” debe ser prestar apoyo a las familias de los dos agentes asesinados. “Las críticas políticas y las protestas pueden ser para otro día”, añadió.
De Blasio, que en enero próximo cumplirá un año como alcalde de Nueva York, dijo que las familias de los dos policías, a las que había visitado previamente, “están sufriendo un atroz dolor”, y pidió que se les brinde el apoyo que requieren.
Ese ataque, agregó, fue “un ataque contra ellos, para todos nosotros, para la democracia, para los valores que defienden todos los neoyorquinos”. “Es hora de poner de lado todas las divisiones políticas, y las protestas, favorecer todo lo que nos une”, añadió.
Las protestas en Nueva York han coincidido con manifestaciones en otras ciudades del país, alimentadas por las repercusiones de los casos de Garner y de Brown y organizadas por múltiples grupos, no sólo de Nueva York.
Las manifestaciones realizadas en esta ciudad han representado desafíos para la Policía de Nueva York, integrada por 35.000 agentes, para no alimentar las denuncias sobre la brutalidad de sus métodos que han causado muertes como la de Eric Garner.
En defensa de De Blasio salió hoy el gobernador del estado, Andrew Cuomo, y dijo que el alcalde de la ciudad “está haciendo lo mejor que puede bajo unas circunstancias muy difíciles”.
“Creo que hay lecciones que aprender de los asesinatos de Garner, Ramos y Liu. Pero, esta semana, creo, que lo mejor es respirar profundamente, tomarse un momento de pausa y para el luto”, agregó Cuomo, uniéndose a De Blasio con el mismo llamamiento.
A raíz del doble asesinato del sábado, tanto las autoridades policiales como los sindicatos que agrupan a los agentes han dado órdenes o recomendaciones para extremar la alerta y aumentar las precauciones.
Ello teniendo en cuenta que el asesino de los policías, de raza negra, dijo en mensajes previos en redes sociales que pensaba realizar un ataque en venganza por la muerte de Garner y Brown.
El sindicato que agrupa a los patrulleros de la Policía ha pedido a sus afiliados que respondan a las llamadas de radio con dos vehículos “al margen de la opinión del supervisor de la patrulla”.
La Asociación Benéfica de Patrulleros también sugiere que no se hagan detenciones “a no ser que sea absolutamente necesario”.
La asociación que agrupa a los detectives, por su parte, les ha pedido que salgan a la calle en grupos de tres y que usen chalecos antibala, e instrucciones parecidas han distribuido las asociaciones que agrupan a los sargentos y a los tenientes de la Policía.
Ya desde el domingo, el Departamento de Policía de Nueva York ordenó a todos sus agentes que siempre que salgan a la calle uniformados lo hagan junto a un compañero.
Por otra parte, se desconoce aún cuándo serán enterrados los dos policías asesinados. Los funerales, en caso de que sean públicos, representan nuevos desafíos para De Blasio por las relaciones tirantes con la Policía de Nueva York.
El sábado, cuando visitó el hospital donde habían quedado ingresados los agentes por las heridas de bala, algunos policías presentes le dieron la espalda, una actitud que el jefe de la Policía, William Bratton, calificó hoy como “inapropiada”.
“Es un reflejo del enfado que tienen algunos de ellos”, afirmó Bratton, que tiene una relación muy próxima al alcalde.
EFE / foto: EFE